↠Su respiración se paraliza cuando después de huir por mucho tiempo finalmente ya no puede seguir escapando, ha sido atrapado y por los ojos duros y fríos que a lo lejos puede ver sabe que es momento de correr de nuevo↞
----Es hora de volver a casa...
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Suave, así se siente, caricias suaves en su cuerpo como si de una pintura se tratara, gemidos, jadeos, y palabras obscenas es lo que abunda dentro de la gran habitación, sábanas blancas y ambiente completamente consumido por la lujuria, una carta de despedida, una separación, una última caricia, el inminente adiós que llega con el cantico de la mañana, y se muestra cuando en la cama solo se encuentra un cuerpo y no dos.
Un baile erótico donde recibe besos en sus muslos, en sus piernas, donde el prominente miembro de su amante le llena por completo, largo, grueso y lleno de venas que puede sentir completamente cada vez que Mikey se desliza en su interior, adentro, afuera y profundo, con la piernas completamente abiertas y a la completa disposición de Manjiro, el mismo le retiene entre ellas y en cada empuje le sostiene fuertemente con sus largas piernas, casi al mismo tiempo que le aprisiona con la misma fuerza que lo retiene entre su interior, buscando alargar el contacto en su punto dulce.
- M~Mikey, ahhhhhhh.- palabras que salen de su boca sin reparo alguno, con su corazón llenándose de una infinita calidez que le abraza, dando una mirada al pasado, azul y negro chocan dándose una mirada infantil justamente como recordaban, la lujuria burbujeando completamente.
- Te quiero Mitchy.- dice Manjiro y justamente después de eso sus ojos vuelven completamente a la oscuridad pasada.
La cabeza de Takemichi se hace hacia atrás y sus ojos se ponen completamente en blanco, su boca se abre y una capa de aire caliente retenido sale, los gruñidos provenientes de Mikey dejan en prueba lo bien que lo esta pasando, mas jadeos, mas gemidos que salen de los dos, una despedida, una carta, un adiós.
- Yo también te quiero Mikey.- sale como un susurro lo suficientemente bajo como para pasar desapercibido por cualquiera persona, pero lo suficientemente alto para Manjiro que mantiene su completa atención en él lo escuche.
Los golpeteos llegan uno tras otro, mandando al diablo su cordura y poniéndole al borde del orgasmo, rico, profundo, duro, en su interior volviéndole loco, y obligándole a estirar sus manos en la búsqueda de alargar el contacto, tomando el cuerpo de su amante entre sus brazos, dejándole la opción de dejar un recuerdo en el que le durara unos días para luego borrarse por la eternidad.
Sus uñas cortas se incrustan en su espalda, dejando unos finos cardinales a lo largo y ancho de su espalda, jadeando en su oído, y dedicándole palabras de placer es como la noche va cerrando la primera ronda, la primera parte de una larga carta de despedida donde los dos son protagonistas esta siendo escrita dejando el amargo sabor del inminente adiós.
Mas rondas llenas de amor durante toda lo que resta de la noche hasta que se hacen la 3 de la mañana y los dos caen dormidos, luego dos horas uno es el primero en abrir los ojos, el primero en dejar su firma de despedida es Manjiro, no quiere ser dejado atrás, no quiere abrir los ojos y saber que le ha dejado atrás, por eso es el quien se va primero, toma sus ropas y se viste, toma agua y suspira mirando con dolor lo que resta de la habitación.
