Dependence [Manjiro Sano]

11

"Si no estuvieras,
me hubiera caído
en un gran avismo
hace muchísimo tiempo"

...

—Kazuo, yo... necesito perderlo. No puedo enfrentar esto justo ahora...

La desesperada chica mordió su labio inferior con bronca y a vez, tristeza. El fresco viento chocaba contra su cara y despeinaba por completo sus rebeldes cabellos, a la vez que algunas pequeñas gotas cayendo del cielo lo humedecían.

 ¿Cómo podía ser que le pasara eso? Mientras más quería escapar de su pasado, éste la perseguía con más fuerza; mientras más quería alejarse de las asquerosas pandillas, éstas le aparecían por todos lados. Ella sólo quería ser feliz junto a sus amigos y familia, y en su cabeza eso se lograría sólo alejándose de potenciales peligros.

Luego de muchos años con problemas para confiar en las personas, había logrado abrirse a alguien e increíblemente, ésta persona le estaba comenzando a gustar. Poco a poco, los días que fue compartiendo con Sano Manjiro hicieron que comenzara a aflojar su coraza exterior para empezar a depositar cariño en una nueva persona. Tampoco había conocido al rubio hace muchísimo tiempo, pero para ella, eso no tenía nada que ver; ante sus ojos, Manjiro siempre había parecido un tipo interesante y particular, y obvio que con el tiempo, éste logró adentrarse un poquito en su corazón de hielo. Para ella, eso ya significaba un montón.

Debí haber sabido que estuvo atrás mío por algo, debí haber sabido que de seguro todo era una trampa, Manjiro no es quien pensé que era, él iba a terminar traicionándome si yo no me enteraba hoy, pensaba ella, echándose completamente la culpa por ser "tan ingenua". Era cuestión de tiempo para que de seguro, terminara siendo apuñalada por la espalda por él o uno de los de su asquerosa pandilla.

—Bien— Kazuo le dirigió una mirada a su amiga, un tanto preocupado. No dudaba en que ella era de las personas más fuertes que había conocido, pero... ¿Resistiría? —. Yo lo pierdo, ¿Sí?

—Gracias.

—¿Vas a estar bien?

La muchacha asintió, haciendo que el peli rosa se quedara un poco más tranquilo. Sin mucho más tiempo que perder, aceleró al máximo, perdiéndose entre las luces de la ciudad.

...

Manjiro maniobraba por las curvilíneas calles con agilidad. Para él, andar en moto era una actividad de lo más fácil, pero eso no evitaba que apretara el manubrio con una gran fuerza debido a los gigantes nervios que cargaba por lo sucedido.

Su chica lo había mirado con un profundo e irreconocible dolor en sus ojos. Ni siquiera le importaba quién carajos era el chico que tenía a su lado, sólo le interesaba saber si se encontraba bien. Y el reaccionar así no era algo común en él.