Alba primitivo

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Julio, año 2023-Calles de Liverpool, Inglaterra.

En aquellos lugares alguna vez llenos de vida, con muchas personas recorriendo sus calles, han pasado los años, se han extinguido esas luces. Los hombres han dejado de caminar para dar paso a uno, aquel qué negándose a la realidad que ven sus ojos aún mira lo que esa gran ciudad una vez fue. Camina sólo desde hace algunos ayeres ya, sólo, ante los peligros cada vez más inminentes hacía él. Está perdido en sus pensamientos, preguntándose que hace allí, porque está allí y si logrará salir de allí. De repente, un grito rompe sus pensamientos.

¿?: ¡Ahhh!, ¡Ayuda, están aquí!

El se detiene de inmediato para asombrarse y alegrarse un momento. No está sólo, y sabe que si alguien pudo sobrevivir allí, puede que él salga de allí. Pero si pretende hacerlo, debe actuar rápido. Entra al edificio donde pareció originarse ese llamado de auxilio, frente a él había una mujer derribada en el suelo y 3 figuras grandes e imponentes.

¿1?: ¡Cuidado, son!...

¿2?: Lo sé...

Las criaturas se lanzan sin pensar hacia el hombre, el toma una actitud tranquila. No siente nervios, ni miedo, sólo odio. El reacciona tomando su arma y disparando 3 veces. El sonido de los cuerpos golpeando el suelo son relajantes para las personas.

¿2?: Lo he dicho siempre, odio a las serpientes.

El hombre vuelve a guardar su pistola y ofrecerle su mano a aquella mujer que yace más tranquila al ver a sus agresores muertos.

¿1?: Muchas gracias, de verdad, pensé que estas cosas serían mi fin.

¿2?: No hay problema, ¿tienes nombre?

¿1?: Soy Danica, Danica Lombardi. ¿Y tú?

¿2?: Montoya, Juan Montoya.

Ambas personas estrecharon sus manos, sentían seguridad al saber que no se encontraban solos. Después vieron los cadáveres de aquellas serpientes, tenían brazos y una forma humanoide acompañados de un tamaño descomunal.

Danica: ¿Sabes?, me gustaban más estas cosas cuando se limitaban a reptar en el suelo.

Juan: Aún hay algunas, pero simplemente no me gustan. ¿Qué haces aquí?, ésta zona está declarada cómo tierra de nadie.

Danica: No pude salir, cuando las personas comenzaron a evacuar, llegó  mi turno a hacer mi trabajo. Llegué en un avión desde America, cuando llegó el momento de irnos estas cosas aparecieron, no todos lograron escapar, y de los que nos quedamos, no todos lograron sobrevivir. ¿Tú que haces aquí?

Juan: Me enviaron junto a un equipo de búsqueda y rescate, creí que no tomaría mucho tiempo completar la misión. Pero entonces apareció esa maldita gente animal, sólo sobreviví yo.

Danica: Curioso, nuestras historias son similares.

Juan: Tal vez, pero es mejor que nos vayamos de aquí. Si hay algo que odie más que la gente serpiente, son esos malditos Errocks.

Ambos aventureros decidieron marcharse a otro lugar más seguro, con cuidado de no encontrar ningún enemigo o ningún Errock. Criaturas demasiado extrañas, carentes de ojos y un apetito voraz. Cuando de comer se trata, ellos no distinguen si la presa es humana o furry, incluso se comen entre ellos. Juan y Simona encuentran un edificio que aún tiene luz eléctrica y deciden pasar la noche allí.

Danica:Entonces Juan, ¿Cuál es tu plan para sobrevivir a esta aventura británica de la muerte?

Juan: Había rumores de que en Londres había aún vehículos capaces de volar a través del océano, mi plan es pasar por Manchester por provisiones antes de llegar allá. ¿Qué hay de ti?

Danica: Estaba buscando algún dispositivo o estación radiodifusora que me permitiera pedir ayuda, aunque la verdad, no suena cómo un plan muy rentable.

Juan: No en éste caso, éste lugar está lleno de Furries y Errocks.

Danica: Tu plan suena mejor, ¿Te molesta si te acompaño a Manchester?

Juan: De hecho, me vendría bien tu ayuda, no quedamos muchos humanos aquí y no es recomendable pelear sólo contra el infierno que hay afuera. Mañana nos iremos después del amanecer.

Danica: Perfecto, entonces lo mejor es descansar.

Juan: Aún podría haber enemigos por aquí, duerme tú primero. Yo montaré guardia unas 5 horas, después será tu turno.

Danica: Me parece perfecto, buenas noches.

Juan: Descansa.

Danica había cedido ante el sueño, Juan sólo la miraba, por extraño que pueda sonar, la presencia de Danica le causaba calma. La soledad había moldeado su mente de manera que no podía reconocerse a sí mismo, sin embargo, la aparición de Danica y su compañía le regresaron la esperanza. Pasó el lapso acordado y era hora de invertir roles.

Juan: Danica, despierta.

Danica: (Bosteza) Juan, ¿Ya es mi turno?

Juan: Sí, despiértame en 4 horas para largarnos de aquí.

Danica: ¿No te parece muy poco tiempo?

Juan: Ahora no hay tiempo de pensar en eso, te veo en unas horas.

Y así Juan cayó rendido ante las necesidades de su cuerpo. Tras 32 horas sin sueño, Juan finalmente se encontró en la tierra del descanso, sólo para descubrir su propia pesadilla. Veía a la gente sufrir y montones de cadáveres por todos lados. Esa pesadilla se había vuelto su día a día. Pasó el tiempo y Juan pudo reconocer una voz a la distancia.

Danica: Juan, despierta. Vamos, no tenemos todo el día.

Juan finalmente despertó, deseando jamás haber soñado.

Juan: ¿Qué pasa? ¿Ya pasaron mis 4 horas?

Danica: En realidad te deje dormir 4 horas y media, te veías muy agotado.

Juan: Danica...

Danica: Lo sé, pero mira, ese tiempo extra lo use para buscar por éste lugar, y encontré algunas cosas útiles.

Juan: Veamos, baterías, una linterna y comida en lata.

Danica: Y esto.

Danica sorprendió a Juan con un revólver en la mano apuntando hacia él.

Juan: ¡Wow! ¿Sabes usar eso?

Danica: En realidad, no. Necesito que me enseñes a usarla.

Juan: Ok, primera lección. ¡No me apuntes con esa cosa si no sabes usar un arma!



FIN DEL CAPÍTULO II

Bueno, eso es todo. Espero que les haya gustado, yo como siempre seguiré escribiendo y espero que sea de su agrado. Muchas gracias por leer.

FIN DE LA COMUNICACION

La Tierra después del tiempo medioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora