Después de la emoción de la mañana, ambos aventureros se embarcaron hacia Manchester buscando más sobrevivientes a su paso, para su infortunio, no había nada más que cadáveres a medio comer y sangre y huesos por todas partes.
Danica: Escuché que algunos de ellos se comen a la gente.
Juan: Yo escuché que había grupos de cazadores para eso, pero no creo que pueda asegurar nada.
Danica: Esas serpientes de ayer, ¿Crees que querían comernos?
Juan: Probablemente, por eso debemos de tener cuidado.
Los días pasaban, las horas caminaban y los minutos marchaban. Pasados 4 días ya tendrían buen avance en su camino a Manchester pasando el rato como camaradas de siempre, cazando y charlando, comiendo y planeando y, en ocasiones, riendo y llorando. Si bien había la típica tensión bélica en el aire, el consuelo de compañía haría florecer una satisfacción un tanto vaga y sentimientos escondidos por la propia seguridad de sus servidores. Después de todo el esfuerzo casi sobrehumano ambos se disponían a descansar en una vieja tienda deportiva.
Juan: Bien, descansemos aquí, éste lugar parece seguro.
Danica: Perfecto y aún hay latas de atún, sólo debemos relajarnos un momento.
Ambos cenaron, cenaron y rieron con un acompañamiento de camaradería auténtica. Hablaban de como pensaban que serían sus vidas después de que escaparan de tierras Isabelinas.
Danica: Y tendré un jardín con muchas plantas.
Juan: Supongo que yo solamente quiero un lugar donde ver cielos amplios.
Danica: Suena maravilloso.
Juan: Sí, podríamos verlo todo.
Después de esa oración ambos callaron y el silencio reinó. Mientras la tensión se hacía evidente en el ambiente, en la mente de ambos la misma pregunta se volvía presente. ¿En el futuro de uno estaba también el otro?
Danica: Oye Juan.
Juan: ¿Sí?
Danica: ¿Qué pasará con nosotros después de esto? ¿Nos volveremos a ver?
Juan: No lo sé. Sabes lo difícil que es mantener la comunicación a distancia.
Danica: Lo sé, pero...
Sin terminar esa oración el silencio volvió a reinar, ambos se notaban algo tristes.
Juan: Te toca vigilar primero, ¿Cierto?
Danica: Sí.
Juan: Bien, dormiré en la oficina de arriba.
Juan se levantó y subió las escaleras, con un sabor amargo y el sentimiento de su propia indiferencia. Pasados 20 minutos, Juan aún no lograba conciliar el sueño, se movía y se movía y no encontraba ninguna comodidad. Dichos movimientos ocasionaron algo de ruido que llevó a Danica hacía él.
Danica: Hey, ¿Todo está bien?
Juan: Sí, sólo no puedo dormir.
Danica decidió entonces sentarse junto a él.
Danica: ¿Algún problema?
Juan: No, sólo......
Danica: No tienes que hablar de ello si no quieres.
Juan: Pero tengo que.
Juan se acercó a Danica, ambos estaban algo agitados por lo que pensaban podría pasar.
Danica: ¿Y bien? ¿Qué quieres decir?
Juan: Danica... no crees que tal vez.... algo bueno nos está pasando.
Danica: Juan, no sé si es el momento de pensar en ello....
Juan: Tal vez no es el momento de pensar....
Mientras ambos se acercaban el uno al otro, las emociones salieron a relucir. Hubo un momento dónde el silencio duraría mientras se miraban a los ojos, que terminaría mientras ellos se acercaran más y más. En un instante, ya estaban compartiendo aliento. La noche fue menos que aburrida, algo de ruido en la profundidad de la calmada noche y un sentimiento de estar vivo más amplio que nunca. Al amanecer del día siguiente ambos se encontrarían compartiendo espacio y recuerdo del día anterior. Si bien había un pequeño sentimiento de culpa por parte de ambos, también había un gran sentimiento de satisfacción y felicidad.
Danica: Buenos días.
Juan: Buenos días, Danica.
Danica: Lo de anoche fue....
Juan: Lo sé.
Danica se acomodó en el pecho de Juan.
Danica: ¿Ahora qué?
Juan: No lo sé pero..... creo que podremos verlo sobre la marcha.
Ambos se acomodaron con una sonrisa en el rostro y un sentido de calma.
Juan: Supongo que lo mejor es seguir nuestro camino.
Danica: Voy detrás de ti, jefe.
Y así es como se acercaron el uno al otro, cada día más y más. Al estar más cerca de su destino el optimismo reinaba sobre sus mentes y los planes para el futuro se comenzaban a soñar, el mundo recuperaba su brillo a los ojos de estos dos soñadores.
Danica: Y por eso digo que vayamos a la Union de America Libertalia después de salir de aquí.
Juan: No sé, yo digo que vayamos a Estados Hermanos de Latameurasia después de conseguir ese transporte.
Danica: Pero en EAL tenemos la mayor cantidad recursos disponibles, los mayores avances tecnológicos del mundo y la mayor seguridad de todo el continente.
Juan: Tal vez, pero en EHL puedes respirar el amor entre la gente, las tradiciones y cultura. A pesar de todo lo que nos ha pasado, entre más pobreza hay más felicidad se ve.
Danica: ¿Y si nos vamos a un punto medio?
Juan: Gran idea, en la isla de Cubingaus, siempre requieren gente en Port Valiver Royal.
Danica: ¿No se supone es un sitio bastante peligroso?
Juan: En este loco mundo, sería raro encontrar un lugar completamente seguro.
Danica: Cierto, cierto.
Ambos sobrevivientes se encontraban aún en camino a Londres, pero aún ante los peligros que les aguardaban, sentían que todo era posible, un mundo mejor para el futuro de todos. Ambos llegarían a una paquetería abandonada, montarían campamento para pasar la noche.
Danica: Este lugar se ve seguro, hay que empezar a instalarnos.
Juan: No estés tan segura Danica, podría haber algo aquí que aún no hayamos visto.
Juan lanzo una piedra, después verían 7 perros furry corriendo hacia ellos con una sed de sangre muy notoria.
Danica: ¿La 33-12?
Juan: Síp.
Ambos lanzaron un pequeño paquete de gasolina y seguido le dispararon, los perros se fundieron en agonía y dolor.
Danica: En realidad el panorama es triste cuando te pones pensarlo.
Juan: Tal vez, pero son ellos o nosotros.
El olor a carne quemada inundaba el lugar acompañado al silencio que se mantuvo cómodamente como monarca. De repente, un sonido proveniente de la oscuridad resonó.
Danica: ¿Pero qué?
Juan ¿Hay alguien ahí?
FIN DEL CAPÍTULO III
Y bueno eso es todo, espero que les haya gustado, yo como siempre seguiré escribiendo y espero que sea de su agrado. Muchas gracias por leer.
FIN DE LA COMUNICACIÓN
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La Tierra después del tiempo medio
PertualanganAlguna vez la humanidad tuvo la gracia de pasear por todo el mundo como si fuera suyo, bueno, esos días terminaron. En un momento crítico de tensión entre la humanidad y sus nuevos acompañantes un grupo de personajes encontrará la clave para un mejo...