Capítulo 3| Como mulas, Jorgo, como mulas

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—Vamos a la guarida.— Dice Olli.

—¿No habíamos quedado en el pueblo?— Pregunto.

—Es verdad, contigo quedé para ir a la guarida.— Dice Olli aclarándose, raro que Olli confundiese las cosas

Y nos pusimos en marcha, los dos más pequeños delante y nosotros detrás.

—Están a una distancia considerable ¿Qué era lo que querías decirme?— Curioseé.

—No, nada. No es nada importante.

—¿Estás seguro?— Dije y le paré agarrándole del brazo.

El se me quedó mirando como si estuviera pensando que hacer y, como si fuera por primera vez, me llegó el olor de Olli, igual al que recordaba. Por un segundo fruncí el ceño y el lo vio. ¿Habrá perdido confianza en mí? A ver, es normal por el tiempo que llevamos separados.

—No es importante, lo hablaremos en otro momento.

—No se yo.— Dije demostrándole que no me estaba creyendo una palabra.

—Suéltalo.

—¿Qué suelte el qué? 

—Has fruncido el ceño, solo lo haces cuando discutes algo contigo misma o cuando algo te sorprende.

—Sigues siendo igual de observador que siempre.

—No más que tú.

—¿Está todo bien entre nosotros?.— Solté y parece que de todas las opciones que el tenía en mente esta no estaba entre ellas.

—Claro que si, seguimos siendo los mismos.— Dice queriendo parecer despreocupado.

—No sé, Olli. A lo mejor debería darnos tiempo o algo.— Dije dando una respiración larga.

—Pero ¿tu eres tonta? Llevo todo este tiempo lejos de ti, lo que menos quiero ahora es que te alejes, estoy perfecto ahora que estas conmigo otra vez.— Dice con una mano en mi mejilla y acto seguido me acerca a el y me abraza dándome un beso en la frente. Mi única reacción fue corresponderle al abrazo.

Al habernos parado a tener esa emotiva charla perdimos a Maria y a Hannes, estuvimos parados hablando en una esquina de la calle así que nos acercamos a donde los demás que estaban en corrillo hablando sobre algo

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Al habernos parado a tener esa emotiva charla perdimos a Maria y a Hannes, estuvimos parados hablando en una esquina de la calle así que nos acercamos a donde los demás que estaban en corrillo hablando sobre algo.

—¿De que habláis?— Dije metiéndome entre Peter y Elvis.

—Se ofrecen 1000€ de recompensa a quien encuentre el ladrón que atracó esta tienda.

—Con mil euros de recompensa podríamos tener una casa secreta con una tele y un jardín enorme. Y vosotras podríais.— Jorgo se corta a si mismo y piensa lo que va a decir. —Tener muchos vestidos, zapatos, todo lo que queráis. 

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