Sunoo jamás se ha considerado fanático del fútbol.
Las veces en donde su padre lo llamaba junto a sus hermanos a ver un partido casi siempre se quedaba dormido o en otras situaciones escogía de preferencia fingir tener tareas. Y no es por nada, pero el castaño antes insistía en no encontrarle absolutamente ni una pizca de entretención a once personas correr tras un balón por noventa minutos con el mero hecho de anotar solo algunos puntos. Incluso recuerda haber divulgado por toda su familia y amigos que nunca en su vida podría fijarse en un futbolista, tirándoles miles de razones para no hacerlo.
Una de esas siendo porque le llegaría a dar falta de la atención que necesita un omega tan voluble como él gracias a los breves descansos que les ofrece un entrenador a cualquier equipo, muy en parte que el olor de un jugador no era del todo ameno para sus fosas nasales, lo repudiaba.
Sin embargo, ahora no hay día en donde no refute sus propias palabras. Si se trata de Ni-ki, degustaba con una enorme felicidad ver a su alfa en la cancha mientras patea los traseros de los débiles, como los apodaba, aún sabiendo con cada esquina de su cerebro que ni en broma podría él lanzar una esfera a más de dos metros por su complexión menuda y frágil. Pero igual, son muy poca cosa al lado de su novio, según su opinión.
El entrenamiento del alfa no tomaba mucho tiempo después de todo, iniciaba minutos luego de sus clases hasta las seis, se ocupaban casi tres horas, horas que no tenía nada que hacer a menos que el instituto le haya ordenado realizar un trabajo o tarea de enorme calibre.
Y hoy, al parecer el pequeño se encontraba de suerte ya que estaba libre de deberes y sentado en la tribuna derecha, un pacífico y tibio viernes.
Siendo las cinco y quince de la tarde, soba sus blancos y delgados brazos con sus manos, y recorriéndole escalofríos, el viento ya aumentaba, bajando en ocasiones, cada vez más con intensidad, o tal vez solo se trataba de su sensibilidad al cambio repentino de clima.
Aún así, no se va a dejar caer por sus sensaciones.
Gruñe bajo llamando la atención de otra persona de su costado que se contenía en el mismo estado, ahora eran dos omegas enfurruñados teniendo una competencia entre quien frunce más el ceño.
Jungwon, su mejor amigo y próximamente ex-mejor amigo si continúa expresándose de esa manera, se contenía las ganas de realizar una rabieta cada cuando Ni-ki golpeaba a Heeseung "casualmente" por el balón. Sonríe con sorna, ni un alfa le llegaba ni a los talones al suyo, asi se trate del novio de Jungwon, nadie será más que Nishimura Riki en el fútbol.
Nadie, ni siquiera el mismo Lee Ju-yong.
Sus ojos gatunos se abren ampliamente al atisbar a Heeseung caer al suelo porque Ni-ki le quiso arrebatar la pelota, pero no calculó y terminó aporreándole en el tobillo, tirándolo de bruces con la cara enterrada en el césped. El alfa atacado se levanta una vez más, recibiendo una palmada de Ni-ki como una disculpa, y éste asiente diciéndole que no hay que preocuparse.
Sunoo ahoga su risa.
— ¡Maldito Ni-ki! —de pronto escucha un quejido de su lado. Queda en silencio unos segundos, y se atreve a cerrar los puños azotándolos en la mesa con fuerza— ¡Esta vez se pasó de brusco con Seungie!
Sunoo se planta en unos instantes, procesa las recientes palabras, y enarca una ceja con altivez, parándose de su estancia.
— No insultes a Ni-ki, no es su culpa que los pollos idiotas con patas chuecas no se dediquen al fútbol —sisea con la frente en alto— Tu alfa no sabe jugar, ya acéptalo Jungwon.
Dice con un tono sincero y crispa de hombros, sin creer que podría ofender a alguien.
Jungwon lo mira con indignación: Sí, Heeseung es el mejor deportista que conoce, y el único quien ganó su corazón. Esa oración era algo debatible que terminaría ganando a su favor, para Jungwon, su novio debería ser el capitán de ese equipo, no Ni-ki.
Él también deja su asiento, y desea enfrentar al pálido altanero que parecía envuelto de un aroma agridulce. Sin esperar un minuto se asusta guardando asiento una vez más, lo que más teme en este mundo aparte de que los avocados tomen control del planeta es afrontar a un Sunoo furioso. Jungwon también se ama, así que callado y a salvo se sentirá mejor cachorro.
Minutos luego, Sunoo vuelve a sentarse al escuchar el sonido de un silbato dar por todo el panorama. Acabó el entrenamiento.
Heeseung se acerca a Jungwon y lo abraza por la cintura, sin antes dedicarle un saludo amigable la cual el castaño devuelve, si bien dijo hace rato algunas cosas, pero tiene entendido que se trata de la adrenalina y la indignación del tiempo, no van en serio los comentarios. El azabache aún sudado planta un beso en la rebolada mejilla de su omega y corre a los baños para cambiarse.
Sunoo pucherea, ¿Por qué Ni-ki no se le acercó igual que Heeseung lo hizo con su amigo? También quería besitos, extraña los mimos de su alfa, no le importa si esta mañana antes de partir a clases se los dio, él los extraña, porque esos mimitos son de SU alfa.
Ahora él es el que quiere hacer una rabieta.
Pero esto no se va a quedar asi, no. Él va a ir por Ni-ki y va a demostrarle a Jungwon que su alfa es mejor que el de él, aunque éste no haya dado señales de competencia. Kim Sunoo irá por Nishimura y a golpecitos lo obligará a dar sus mimitos respectivos como le ha dado las otras quinientas cuarenta y tres veces.
Esperemos que nuestro querido alfa esté preparado para todo el caos que viene.
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Soft sex. ‹𝟹 Sunki
Fiksi Penggemar❛ ¿Conoces el sexo suave? ❜ Nishimura Riki era un alfa tan gélido como temido, y Kim Sunoo sólo una bolita revoltosa que lo hizo caer en sus encantos hasta el punto de querer protegerlo de todo lo malo que lo rodeaba. Porque el omega, a sus ojos, se...