Capitulo 8

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Narra Lyn: 

No fue unos segundos despues cuando comprendí que pasaba. Ibamos tras un orco cuando un rugido sonó. Inmediatamente nos dimos vuelta y lo vimos: Smaug, el poderoso había salido de la montaña solitaria. "Los enanos" fue mi primer pensamiento, que llegó con mil preguntas. ¿Estarían muertos? ¿O ellos habrían sacado al dragón? Yo le había prometido a Gandalf que los cuidaría, pero en cambio, me encuentro del otro lado, viendo como posiblemente se quemaron. Pero ¿Por qué estaba aquí y no muerta con ellos? ¿Por qué me había quedado con los elfos? Yo quería pertenecer ahí, pero ¿Por qué? "Porque estas enamorada" respondió una voz en mi interior. No lo creo ¿Enamorada yo? ¿Qué sigue? ¿Los hombres gobernarán el mundo? :

- Hey Lyn- me distrajo Legolas- te decía que vayamos al pueblo. El dragón va hacia allí.

- Buscaremos a tu hermana y nos iremos- aseguré sentandome firmemente en el caballo.

Con un movimiento de riendas, este se movió ferozmente hacia el pueblo. Unos minutos más tarde, estabamos en el pueblo, observando como la gente enloquecía. Decidimos ir a la caseta, donde la habiamos visto la última vez, pero algo sucedió. Una bocanada de fuego llegó hacia el lugar donde estabamos, haciendo que nos tiremos al agua. Recordé, que yo no era amiga del agua, pero ese no era el problema principal. Legolas no estaba aquí, a mi lado, ni hundido, ni en la superficie. Nadé un poco más, pero fue en vano. Grité su nombre una y otra vez. Pero no obtuve respuesta. Y entonces, temí lo peor. ¿Y si no había llegado a saltar a tiempo? Siento como una mano en mi tobillo me hunde. Por un segundo pienso que es Legolas, pero era un niño, especificamente un niño- elfo de unos 7 o 8 años. Este me miró y sonrió. Sus ojos eran iguales a los de Legolas, sus facciones tambien, pero el pelo era negro azabache, como mi pelo. Me saludó con la mano y desapareció. De pronto, unos brazos me sacaron del agua, unos brazos familiares:

- Por eru! Creí que estabas muerta- Legolas me había dejado en el suelo. Estaba mojado de pies a cabeza, supongo que yo tambien lo estaba. 

- Estas vivo- fue lo único que pude decir- un ñino-elfo estaba en el agua sujetandomé del tobillo, tenía tus facciones pero mi pelo. 

- ¿Estas segura? Puede haber sido una alucinación- empezó a caminar, pero se detuvo en seco y me miró- ¿Tu padre no tiene visiones ?

- No lo sé, nunca lo conocí.

- Esta bien, vamonos, no quiero estar aquí cuando Smaug arrase al pequeño pueblo. 

Volvimos al caballo y nos marchamos, a otro lado del puente. Una media hora despues, vimos como el cuerpo del dragón se tornaba gris y caía en mitad del pueblo. Smaug, el gran dragón había caido.

-La voz se correrá y habrá guerra por el tesoro del dragón- habló Legolas. 

- Mira, allá- señalé a unos botes que iban a la otra orilla- quizas Tauriel esté ahí. 

Galopamos la más rapido que pudimos. Había demasiada gente. Nunca la encontraríamos:

- Debemos separarnos para encontra...- Legolas se había bajado del caballo e iba hacía Tauriel, quien hablaba con Kili. Iba a interrumpir su momento, eso no lo permitiría. Salí corriendo y lo derribé, como la primera vez.

- Tienes una manía con tirarme- dijo debajo mió- pero olvidas que yo soy más fuerte. 

Se dió vuelta y como si nada, me cargó a su hombro. Empecé a patalear y gritar, pero él no me bajaba:

- Ustedes dos son los elfos más raros que ví- sonrió Tauriel. Detrás de ella, Kili me miraba entra extrañado y divertido.

- Hola Ellelyn, pensé que nunca te volvería a ver. 

- Hagan algo, no me dejen con este loco- grité. Unas trompetas sonaron, unas trompetas de elfo. Un elfo montado a caballo se dirigía nosotros. Legolas me bajó y me acomodé la ropa. 

- Señor Legolas, señorita Tauriel, acompañenme- habló serio. Luego, me miró a mi y me entregó un papel. Lo abrí y leí: 

Señorita Ellelyn: 

Por infrigir las normas, será destrerrada de mis tierras, ya no será mi prisionera, con tal de que no regrese. Un saludo, Thranduil. 

¿Infrigir las normas? ¿Su prisionera? Pensé que cuando me dijeron que me casaría con Legolas, ya no era más su prisionera. 

- Lyn, vamos- gritó Legolas. Lo miré y negué. Él se bajó de su caballo, caminó hacia mi, y me quitó el papel. Creo que lo leyó varias veces. Me devolvió el papel- me quedaré con ella, no la pueden desterrar.

- Señor Legolas- habló el elfo- su padre lo ordena.

- Él puede ordenarme que hacer, pero no puede mandar lo que siente mi corazón- habló y me miró. Mi corazón se detuvo. Por Eru! ¿Qué era lo que sentía su corazón? Si alguien no me sostenía caería muerta en dos segundos. Legolas pareció notarlo, porque me agarró y me llevó al caballo- iremos a los montes de los orcos. Tauriel, tu ve con nuestro padre y dile que traiga un ejercito. Una guerra se avecina. 

Subimos al caballo y galopamos legos. Un día despues, estabamos en los montes observando como unos orcos. Liberaban a unas aguilas. 

- Aquí murió- habló Legolas mirando a los orcos. Vió mi cara de confusión y siguió diciendo- aquí murió mi madre. Ella debería estar viva y él en su lugar. Ya no me queda nada.

- Ey!- susurré con ganas de llorar- yo no me iré. Te lo prometo.

Él me miró con lagrimas en sus ojos y sonrió. Una sonrisa perfecta. Unos ruidos nos sacaron de pensamiento y lo vimos. Un enorme ejercito de orcos salía de la montaña. La guerra estaba llegando. Corrimos cuesta abajo, sin ser vistos y volvimos al caballo. Debiamos avisar. Esta vez tardamos menos, solo tardamos medio día. Al llegar, vimos a unos enanos, peliar junto a otros elfos, contra los orcos. 

- Una alianza- susurró Legolas- esto es increible. Enanos, elfos y hombres contra un enemigo en común: los orcos. 

- Esto será historia- habló una voz familiar- que gusto verte, Legolas Hojaverde.

- El gusto es mio, Gandalf- al escuchar su nombre. Salté del caballo y corrí a abrazarlo. No me importaba que estemos en medio de una guerra. 

- Estas bien- dije mirandolo. Estaba mugriento, y en la frente, estaba lastimado- ¿Qué te pasó?

- Fuí atacado- habló sonriente- veo que ya has conocido a Legolas. Sabes, yo te tenía que haber dicho que ya estabas comprometida. 

- ¿Lo sabias?- pregunté un poco enfadada.

- No es momento para una discución -interrumpio Legolas- Gandalf, una manada de orcos se acerca. Vienen por detrás de la montaña. 

- Es una trampa - dijo Bilbo, que no me había dado cuenta que estaba-  Dwalin, Thorin, Fili, Kili y una elfa estan en la montaña. Los matarán si no les avisamos. 

Vi como Legolas palidecia, yo debería estar igual. Tauriel estaba arriesgando su vida. 

- Yo iré- habló el pequeño hobbit.

- Necesitaras fuerza y agilidad- respondí- te acompañaré. 

- Tambien iré- habló Legolas. 

- Recuerda- me miró Gandalf- que tu poder se desatará cuando temas perder a alguien que amas. 

Asentí, pero no sabía que significaba. Lo que sabía, era que probablemente moriría en esa montaña. 

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Hola! Sigo agradeciendo que hayamos llegado a 1.2k es increible! Recuerden al niño! Es importante. No, Lyn no estaba loca. Espero que disfruten. Besos, mis tortitas de nutella.

Foto arriba de Gandalf y Bilbo. 

Del odio al amor (Legolas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora