Capitulo 23

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- ¿Crees que realmente esté vivo?- volvió a preguntar Eowyn. 

- Ya te lo he dicho- le contesté. 

- Vigilen la muralla- gritó Theoden, mientras caminaba por los muros bajando- todo aquel que pueda pelear lo hará. 

- ¿Pero los niños y heridos?- preguntó un hombre junto a él.

- Pelearan con honor. 

- Está desesperado- le susurré a Eowyn.

- Necesita defender su pueblo- miró el collar que llevaba en mi mano- He visto ese collar en el cuello de Lord Aragorn ¿Tu sabes quien se lo ha dado?

- Mi hermana- murmuré- ¿Te gusta Aragorn, cierto?

- Solo tengo fe en que le devolverá la paz al mundo- me susurró. Su rostro comenzó a difuminarse y en su lugar vi a Arwen, junto a un niño muy parecido a Aragorn. Escuché la risa de Aragorn y al darme vuelta lo vi parado junto a una columna. Luego todo volvió a difuminarse y logré ver a un ejercito de miles de orcos, el ojo de Sauron y el volcán de Mordor- ¿Estás bien?- preguntó Eowyn, devolviendome a la realidad.

- Sí, solo tengo que buscar a Legolas- contesté parándome. Caminé chocandome con varias personas hasta localizar a Legolas. Me miró preocupado- Legolas, mi padre tuvo una visión, o varias. Primero me ha mostrado a Aragorn junto a Arwen, ambos tendrán un hijo. Luego vi todo el sufrimiento del mundo y el terror. 

- Explicalo mejor- comentó tomándome de los hombros.

- Vi a Sauron, su ejercito de orcos y el volcán de Mordor. Pero siento que falta algo, sino ¿Cual es la razón para que vea eso?

- No lo sé, quizá solo para...- no terminó de hablar porque levantó la vista sorprendido. Me volteé y vi a un hombre mugriento y lastimado. Aragorn- Te tardaste- saqué el collar de mi hermana y se lo entregué. Lo miró fijamente unos segundos y luego volvió a mirarme. Me hice a un lado para que pudiera pasar a hablar con el rey y entramos detrás suyo. 

- Rey Theoden- gritó- Se acerca un ejercito de orcos- el rey se levantó y observó a Aragorn, incapaz de creer lo que veía. 

- Eso es imposible- habló.

- Yo lo he visto, mi padre me lo enseñó a través de una visión- hablé. El rey me dirigió su mirada.

- ¿Y cómo se que no mienten?

- Vienen más de diez mil orcos, si no hace algo, los destrozaran- habló Aragorn- Todos viven con un mismo propósito.

- ¿Cual?

- Destruir la raza del hombre- contesté. Todos me miraron por un segundo y luego comenzaron a salir de la sala hacía el muro. Los seguí, junto a Legolas, quién no me sacaba los ojos de encima. 

- ¡Pongan a todo hombre, niño y herido junto a un arma!- gritó el rey- preparence para el anochecer- salió fuera del muro, señaló la muralla y el sendero que conducía dentro de él- cubranlo, preparen piedras para atacarlos sorpresivamente. 

- Señor, estos nos son los típicos orcos tontos - contesté.

- Sus armaduras son fuertes como el acero y sus armas tan filosas como el mejor cuchillo- prosiguió Gimli. 

- Señor enano, señorita elfa- comentó mirándonos respectivamente- He peleado cientos de batallas para defender a mi pueblo ¿Creen que no podré defender este muro?- dijo mientras volvía a entrar. Este hombre me está sacando de quicio. Subió un par de escalones, gritando mandatos a distintas personas. No lograba concentrarme en lo que decía ya que quería averiguar que es lo que faltaba de aquellas misiones.

Del odio al amor (Legolas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora