La luna se escondió, quizá no quiso dar su brillo, en unas oscuras nubes. La lluvia regresó fuerte y helada. En Cabo de Luna se hallaban, teniendo una muy inusual conversación, el tres palas y una mujer, que según parece extraña al fundador. El cementerio se hallaba ya lleno de charcas por todas partes. Álvaro la miraba perplejo, no había notado que no sentía frio; aún no sentía el agua, estaba asombrado ante lo que veía, la mujer no estaba cubierta de agua, ella caminó hacia él, sin mirarlo; sus ojos eran lo único que despedía luz alguna en Cabo de Luna. No tocaba las charcas, las pisaba, pero, no las atravesaba, parecía levitar sobre ellas.
Y entonces se detuvo, "Mírame a los ojos" una y otra vez lo oía "sí mira" "¿por qué no?" "vamos, hagámoslo". No se percató, pero desde que los miró la primera vez, no había dejado de contemplarlos. Brillantes, los vio brillantes y de color azul claro; muy luminosos, al primer momento, pero, parecían, sí lo hacían, iban cambiando levemente su brillo, se opacaban y luego, cambiaban su color. Eran azules, luego verdes, purpura y grises como escarchados. Hermosos, no tenían nada que envidiarles a las estrellas, parecía, de hecho, que estaban hechos de ellas. Estuvo absorto en ellos, ¿quién sabrá cuánto tiempo?, no hablaba incluso algunas veces parecía haber perdido la capacidad de respirar. Pero, ¿cómo es posible que un hombre tan ocupado estuviera perdiendo el tiempo de tal manera, bajo la lluvia, que no sentía, y ese clima frívolo, que tampoco sentía; capaz de provocar incluso una hipotermia, ¿sólo viendo un par de vulgares linternas?
No, algo más debía suceder sí. Él no parecía estar perdido, desconectado, como si no pensara. Se vía tal cual un pequeño al cual le cuentan ese maravilloso" era hace una vez...", estaba deslumbrado, su boca abierta; dejando espacio a cualquier insecto valiente a entra, lo certificaba.
- Luis, espero- las nubes dejaron respirar a la caprichosa luna, aunque no había cesado la lluvia- comprenda, lo que le he dicho- dijo esto con una gran sonrisa- y entienda también lo que espero que haga.
- Yo- Luis parecía despertar de más que un sueño una pesadilla, ya no la miraba- sí, sí yo entendí tod...
- Siempre me maravilló esa facilidad con la que ustedes mienten- hubo cierto énfasis en esta última palabra- Y la mejor parte de eso es que, aunque no lo logren, creen que lo hacen de manera espectacular- poso sus ojos, cuyo brillo, por alguna razón, decrecía, en el cielo, complacida aparentemente, en la luna- pero no.
- Qué... yo, incapaz sería de- le hablaba, más que con respeto, pavor, su voz le temblaba.
- Tranquilo- ella empezó a caminar hacía la verja, él la seguía sin notarlo tampoco- ya casi cinco décadas de vida, Luis- se volteó y miró al tres palas siguiéndola con la vista hacía el suelo y luego siguió- y aún no hablas bien- era gentil y amable, para sorpresa de Luis.
- Yo, me disculp...
- No, no tienes por qué disculparte conmigo- llegó a la verja, la abrió; no emitió sonido alguno, y lo miro esperando a que él lo hiciera también- si no contigo- la lluvia fue sustituida por una leve nevada que caía sólo en Cabo de Luna- bien sé que no comprenderás ni lo que te he dicho ni lo que quiero, al menos no aún
- Yo...- levantó la vista, resignado a ver una vez más esos ojos pues será que sí hay algo del vacío que cautiva, y la miró, pero, no volvió a ver aquel hermoso brillo, sólo unos ojos cafés como tantos que ya había visto, pero, no fue la ausencia de lo que ya había visto lo que le cortó la voz, no fue ese choque que le produjo la homeostasis, no, fue su rostro.
- Pero confío, no, sé que cuando llegue el momento, eso sí es seguro lo descifraras todo, elegirás lo que creas correcto y, será allí cuando todo de comienzo... adiós no creo que sea necesario que nos veamos en el futuro, bueno una última vez sí y será cuando la esencia regresé y yo... vuele. Hasta luego "Álvaro"
Empezó a sentir la lluvia que estaba completamente empapado, se percató de la nieve y que la misma cesó en cuanto parpadeó y la joven ya no estaba. Era presa de un frio que amenazaba con paralizarlo. Empezó a caer granizo, ¿de dónde? Nadie podría responder eso, ni ¿por qué la nieve y el granizo sólo caía en Cabo de Luna? Y, ¿quién sabría la razón por la cual Luis se quedó petrificado en el mismo lugar que estaba cuando vio por última vez a esa joven, que en su vida jamás había visto y que ella sabía que rondaba los cincuenta años; aunque eso lo podía haber averiguado con las personas específicas, pero que supiera su verdadero nombre y ese rostro relucientemente blanco, quizás lo veía así porque ella estaba vestida de negro, esa joven de estatura mediana que estaba descalza y esos ojos cafés que antes no eran cafés, de eso estaba seguro, que empezaba a olvidar? Eso, sí sería sencillo de responder, dependiendo con quién lo hablara claro. Está incertidumbre la resolvería, sorprendentemente, rápido, a pesar de haber quedado sólo e inmóvil en aquel lugar desprovisto del más mínimo vestigio de luz y calor, aunque, y esto lo asustaba, bajo la lluvia helada se sentía bien o al menos no se sentía mal, y calor, no sentía frio ni calor.
- Sí, vaya que era joven- Luis oyó esta voz.
- ¿Quién de ustedes sabe cómo murió? - creyó que sus oídos lo engañaban.
- Ninguno, y eso tú lo sabes bien- "no, no puedo estar oyendo esto".
- no es verdad- "será verdad, sí habrá alguien atrás de mí"
- Nuestro amigo, el sepulturero sabe, deberíamos, no sé, preguntarle- "sí, es real, no puede ser, no puedo estar oyendo esto, aquí no hay nadie... sabes que sí , Luis"
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Luz Vaga: Jack Spear, el cavador de tumbas
Mystery / ThrillerLas voces que escucha Jack y lo que ve está fuera de lo normal y eso no le molesta, pero sí le desagrada lo que al parecer, aparte de ser normal, es correcto. Pero, ¿cómo cambiará Jack su alrededor? o ¿se integrará a él?