Parte 2. Capítulo 5

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Paró un momento a un lado de la carretera para tomar aire y tranquilizarse, golpeó el volante por pura rabia, su objetivo se había escapado y por si fuera poco MinGi le había visto. No sabría que repercusiones tendría eso, pero tenía la clara idea de que no iba a contarle nada de lo sucedido a Shaw. Estuvo como un minuto parada a un lado de la carretera cuando un pequeño destello en el cielo de color rojo captó su atención.

—Genial...

Reconoció inmediatamente uno de los drones de YeoSang, suspiró apoyando su cabeza en el volante durante unos segundos, pensó en que debería hacer. Quería evitar encontrarse con ellos y tener que darles explicaciones, temía de que le juzgaran y que le reprocharan por la decisión que había tomado. Arrancó de nuevo el coche y salió de allí a toda prisa, intentado perder de vista al maldito dron que no se despegaba de ella.

—Lo siento mucho Yeo.

Disparo al objeto, rompiéndolo por completo. Juró que pudo escuchar el grito de YeoSang y sintió un poco de pena por el menor, tenía claro que debía compensarle con algo más adelante. No tardó demasiado en llegar a su vivienda, dio un suspiro largo y bajó del coche. No tenía la más mínima idea de que hacer, únicamente entró en su casa y se dejó caer en el sofá del salón

—Señorita...

Habló su querida compañera de casa y quien se había convertido en una segunda madre para ella. T/n hizo un ruido para darle a entender que la escuchaba.

—Ha pasado mucho tiempo encerrada, pensé que le vendría bien salir un poco.. Quizás a una fiesta..

T/n miró a la señora, la cual tenía una caja rectangular en sus manos, observó aquella caja con curiosidad.

—¿Qué tiene?

Preguntó cogiendo la caja antes de abrirla, la mujer solo se encogió de hombros y por impulso abrió la caja donde había un vestido blanco de fiesta de esos que se amoldan a la figura, junto con una chaqueta de un tono beige a juego. La muchacha sonrió levemente.

—No hacía falta..

—Claro que si hace falta, ahora vístete y vete a tomar algo por ahí, no es sano que esté tanto tiempo encerrada, se está poniendo pálida.

T/n sonrió levemente y tapó la caja.

—Está bien... No me vendrá mal salir un poco..

Dijo aceptando finalmente, subió a su habitación no sin antes pasar por la cocina y comer la cena que la había preparado su compañera, un jugoso entrecot de ternera acompañado de unas patatas. Disfrutó de la cena y subió a su habitación a vestirse. Abrió la caja y se colocó el vestido  que le quedaba por encima de la rodilla, la prenda le quedaba como un guante, lo combinó con unos tacones de aguja de un material transparente y colocó la chaqueta larga de color beige por encima de sus hombros. Por último dejó su pelo suelto y cogió su pequeña cartera donde llevaba lo necesario incluyendo la pistola que siempre llevaba consigo.

Bajó con cuidado las escaleras y entró en el garaje, se decantó por un Mercedes negro con una tapicería de piel. No sabía a donde ir, tampoco es que se hubiera dedicado a ver discotecas y clubs nocturnos, se quedó un tiempo pensando hasta que recordó varios sitios de los que había escuchado, se decantó por uno que no estaba demasiado lejos cosa que agradecía enormemente por si por algún casual terminaba bebiendo más de la cuenta y podría volver andando para no tener que conducir ebria. Después de unos quince minutos llegó al lugar que estaba a rebosar de gente e incluso había una larga fila de espera para poder entrar, rodó los ojos, no estaba dispuesta a esperar tanta cola solo para entrar, miró de forma maliciosa al portero una idea pasó por su mente. Retocó su maquillaje y salió, caminó de forma sensual haciendo contacto visual con uno de los porteros, guiñó un ojo de forma coqueta  y logró pasar por la puerta no sin antes susurrarle unas palabras solo audibles para él.

La Sombra Escarlata - (ATEEZ Y TÚ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora