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─Minnie oppa, ya le he comentado que no es necesario. ─repitió nuevamente Soomin, acariciando su cien, estresada por la actitud de su mayor, Park Jimin. Detuvo su andar repetitivo por el salón de su hogar cuando el mayor retomó el habla.

─¡Soomin-ssi! ¡¿Es que acaso no lo ves?! Tienes una aburrida expresión, hasta tu forma de caminar es aburrida. ─Jimin suspiró pesado─. Taehyunggie y yo te queremos, y te daremos la oportunidad ─aclaró─, para que dejes de andar amargada toda tu vida, además, aprovechamos en decir que es tu regalo de cumpleaños por adelantado. ─soltó una risita triunfante, abultando sus mejillas y ocultando sus ojitos en el proceso.

─Oppa, insisto, no creo que sea de vital importancia en lo absoluto. ─Soomin negó con la cabeza.

Sabía de antemano que no era la chica más divertida y animada del mundo, sin embargo, estaba enternecida con sus mayores, siempre estaban para ella y se encargaban de intentar ponerle alegría a su vida.

─No seas tonta, ya TaeTae viene en camino con tu- ─fue interrumpido por el sonido del bocina de un auto, específicamente aquel modelo Toyota ─que recientemente había salido al mercado─ que poseía el peli negro.

Soomin se acercó a la puerta principal y la abrió, dejando ver a un Taehyung muy contento, con una caja muy alta a su lado en comparación a su estatura.

Bueno, medía un metro sesenta, todo era más alto que ella.

Hola Minnie ─saludó, con su sonrisa que tenía esa forma cuadrada tan característica─, aquí viene Hyunggie para llevarte a un mundo totalmente nuevo. ─Soomin hizo una mueca con sus belfos.

Ignorando por completo al mayor, se dirigió a su sofá y se sentó en su lugar preferido, tomando su teléfono celular para revisar sus redes sociales, sin importarle si el chico había entrado a su hogar.

Los chicos movieron como pudieron aquella caja con un contenido desconocido para la menor, quien disimulaba la curiosidad que le provocaba el conocer su interior.

Destrozaron la caja, a causa de su nula delicadeza a la hora de abrir paquetes.
Al terminar de sacar el objeto se miraron cómplices, el mayor de ambos chicos ─por un mes, en promedio─ se acercó a Soomin y sonrió.

Con sus manos, cubrió sus ojos, haciendo que la castaña arrugase su ceño─. Chica, suelta tu celular, y no te atrevas ni siquiera a voltear tu cabeza. ─la menor murmuró algo inentendible para el mayor, así que no le prestó la atención a sus, muy posibles, quejas─. Ahora vamos, abre tus ojos. ─alejó sus manos y al ver cómo su amiga abrió sus orbes, corrió tan rápido como sus piernas le permitieron hacia su mejor amigo, mientras esperaban la reacción de la joven.

─Por el amor a Dios. ─sus ojos parecían querer salir de su lugar y su boca estaba abierta completamente.

En frente de ella se encontraba, lo que a sus ojos parecía un chico con cabellos amarillos como el color de un polluelo, más alto que todos los presentes en la sala de estar, con facciones atractivas, delicadas, como sí las hubiesen hecho detalladas una por una, ojos pequeños sin algún doble párpado, nariz un poco puntiaguda, labios grandes y apetecibles, mandíbula algo marcada y perfectamente angulada, con mejillas adorables, vestido una camisa blanca abotonada, un saco azul marino con rayas doradas, unos pantalones cortos con el mismo estampado del saco, unas medias blancas y unos deportivos de color blanco también.

─Te presentamos al androide 13091999, o mejor dicho, a Choi Yeonjun.

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𝘍𝘪𝘭𝘵𝘦𝘳 » Choi Yeonjun ❁۪۪༉‧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora