12 - Verdades

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Se supone que dije que no iba a huir de un lugar solo porque estuviera David pero de cualquier modo ya llevaba demasiado tiempo sentada solo en las gradas sin ir a ningún lado, así que me decidí por buscar un nuevo lugar en la escuela para pasar mis recesos.

Cuando nos dejaron salir le pensé un poco, las bancas traseras llegaron a mi mente.

Las bancas traseras eran unas bancas tipo comedor que se encontraban en el tercer jardín de la escuela, ese pateó según era para los de primer año pero al final la mayoría de grados se concentran en la cancha central, por lo que este jardín no se veía a casi nadie, con excepciones de algunos frikis de primero que estaban de vez en cuando, el lugar ideal para mí.

Llegué a las bancas y pude ver el porque este patio estaba muy lejos de ser popular, no era pasto verde pero tampoco de concreto, había puro lodo y solo un caminito con tierra seca para cruzar, y los árboles aunque viejos y dañados del tronco, eran muy grandes y daban un aire muy lindo, me gusta este lugar.

Pasé por el caminito de tierra y me senté en la última banca tipo comedor, me senté de espaldas porque no quería ver a quien fuera que pasara por ahí.

Desenvolví mi sándwich de pollo y dí una mordida, delicioso como siempre.

¿A qué personaje viejo debería de sacar de mi alineación de Kof para meter al nuevo personaje que salga este mes? Dicen que estará roto y que su poder será increíble. Tal vez podría sacar a Vice, es mi personaje con menor power.

Sigo pensando cuando unas suaves manos cubren mis ojos.

— ¿Regina?— digo.

Es la primera persona que me viene en mente porque ella tiene esa maña de hacer eso con muchos del salón y un par de veces me hizo eso y siempre me ponía incómoda con su tacto, sus manos son así de suaves, aunque no sé para qué me buscaría ella ahora.

— No— contestan y reconozco la voz al instante.

Maldición.

— Soy yo— se sienta a mi lado —¿Qué haces aquí? Cuando estuve jugando fútbol no te ví en las gradas entonces dejé de jugar para buscarte. 

La ley del hielo no sería suficiente.

— ¿Y cómo por qué tengo que decirte los lugares a donde voy?— digo desafiante.

— Oh, no, no lo decía por eso, como crees, solo se me hizo raro que no estuvieras ahí. 

No contesto y vuelvo a morder el sándwich.

— Había pasado por aquí un par de veces, los chicos me dijeron que muy pocos ocupaban este patio, solo los raritos específicamente— dijo y rió hasta que se dió cuenta —O sea, pero no lo digo por ti, tú no eres rara.

— Si soy rara y no me importa— contesté de mala gana.

— Tú no eres rara, eres especial

Maldito, me estoy conteniendo las tremendas ganas que tengo de darle una cachetada.

— Y sabes, si ahora vas a empezar a pasar los recesos aquí, entonces, yo también, te haré compañía, no importa el fútbol.

— ¡No!— y exploto —Quiero estar sola, entiende eso, no quiero hablar con nadie, nunca me ha gustado hablar mucho, me gusta la soledad, quiero que este lugar sea solo mío y no te quiero aquí— digo y me paro de golpe.

— P-pero, Azulita, yo puedo hablar por los dos, tú no tienes que decir nada, yo entiendo eso y— habla y también se para, lo interrumpo.

— ¡Que no David! No es solo el habla, no soporto escucharte, entiendes, no soporto tu voz ni tu presencia, ¡Solo deja de seguirme!— tallo mi cara con mis manos desesperada.

— Azulita, ¿Tuviste algún problema en casa hoy? Por eso vienes así, yo te puedo ayudar con cualquier problema que tengas, yo-

— No tuve ningún problema en casa, el único problema que tengo eres tú.

[✓] BullyingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora