Capítulo XI

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"No quiero despertar en un lugar donde no estés, no quiero ver el amanecer sin estar a tu lado y tampoco deseo llamar familia a alguien que no sea mi hermano"

"No quiero despertar en un lugar donde no estés, no quiero ver el amanecer sin estar a tu lado y tampoco deseo llamar familia a alguien que no sea mi hermano"

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¿Qué se siente perderse?, ¿escapar?, ¿contradecir? Hacer lo que se te venga en gana mientras la opinión del resto resbala.

YeonJun no sabía mucho de eso. Siendo el heredero de la corona, fue enseñado desde muy pequeño que las reglas son las reglas, existen por demasiadas razones y continúan a pesar de los años. Un buen líder tenía que seguirlas y enseñarle a su pueblo a hacerlo también.

Sin embargo, eso era en la vida que llevaba antes de llegar a Seúl. Sentía que no podía perder más tiempo encerrado, pues aunque no supiera que podía encontrarse fuera del edificio  y le asustara lo desconocido, tenía que aventurarse, por Sunoo y por él, por las personas que dejó atrás y por cumplir aquella necesidad de venganza que pedía su corazón.

La calma que habían mantenido esos días era una falsedad, así como pensar en que aquel JungKook que habían conocido era su papá. Ya no podía mentirse a sí mismo, no era feliz, ni siquiera recordaba el sentir de aquella emoción, no después de que vio cómo su mundo caía en el abismo junto a él.

Porque YeonJun sabía que el dolor que sentía en su corazón todas las noches al dormir y cada mañana al despertar, era real y, sobretodo, porque aunque quisiera mentirse, la verdad era inevitable, por más que quisieran llamarlo hogar, no lo era y evadirlo solo los llevaría a un mundo de papel creado por ellos mismos, uno que estallaría en cualquier momento frente a sus narices.

Así que cuando entró otra vez al apartamento, estaba decidido, saldría de ese lugar sin importar lo que YoonGi dijera.

Quería decirle a su hermano, pero Sunoo estaba dormido en el sofá y YeonJun sabía que tampoco lo dejaría irse si le contaba. No se iría mucho tiempo, alrededor de una o dos horas para que el pequeño no se preocupara.

Cogiendo un pequeño cuchillo de la cocina, salió por la puerta, bajó las escaleras y notó como la luz se hacía ver al final de ellas. Aceleró su paso y cerrando los ojos, abrió la puerta que lo separaba del mundo.

Los rayos del sol cegaron sus ojos y los sentía llorosos, la brisa lo congelaba; cuanto deseaba tener uno de sus abrigos con piel de oso para sentir un poco de calor. Escuchaba unos pitidos y el bullicio de la ciudad junto con el olor a metal lo estaban incomodando.

Puso una mano en su frente en un intento de tapar la penetrante luz y poder ver por donde caminaba, hasta que notó que el sol fue tapado por un gigante edificio, el alfa se fascinó al verlo, debido a que la cúspide era tapada por las nubes.

Siguió caminando para ver más de aquella maravilla, encontrándose con puestos de comida ambulante y restaurantes con ventanas brillantes y relucientes.

Unos frondosos árboles se hicieron presentes en la vista de YeonJun. Ante la necesidad de acercarse, camino absorto hacia ellos. Hasta que un pitido muy grande y repetitivo se escuchó, los gritos y la sorpresa de la gente se hicieron presentes mientras el brillo de las luces junto con la diversidad de sonidos causaron impresión en Kim. Ya no identificaba las cosas ni las personas, los sonidos se reproducían una y otra vez mezclándose con los gritos de la última noche en el palacio.

Lost in time |Taekook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora