| Capítulo 8|

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Juro que sentí alegría de solo ver el rostro de Liu. Por fin después de tantas cosas, verlo de nuevo me inspiraba confianza y cierta comodidad.
Por lo mismo de la casi nula iluminación , no alcanzaba a ver la expresión de su rostro, pero por como me había hablado anteriormente, yo creo que no estaba tan molesto de mi presencia.

—Dios santo... Juro que si no fuera por las fotos que los periodistas sacaban de ti, estuviera más que sorprendida por tu apariencia. —le dije intentando entablar una buena conversación.

—Tu también luces demasiado diferente. Te había visto un par de veces pero nunca tan cerca. Por cierto, ¿Qué tal va esa herida?

—Pues el dolor ya no es tan insoportable como antes. Gracias por preguntar.

No quería meter el tema de la comida, mi intención no era verme interesada en comer pero mi estómago gruñó delatando el hambre que tenía.

—La mayoría de creepypastas ya terminó de comer, deberías venir también. Tengo entendido que Slenderman dejará que comas un poco y después hará que te vayas. Aprovecha que por ahora tendrás buena comida. ¿Puedes levantarte?

Encendió la luz del cuarto y lo miré mejor. Sus cicatrices se veían demasiado tétricas, sinceramente hablaba bien con él por sus ojos que inspiraban tranquilidad, si no, la plática sería bastante incómoda.  Observé con mejor detalle la habitación y noté un par de muletas recargadas en la cama. Me moví de esta con pequeños saltitos y llegué hasta las muletas.
Las tomé y me apoyé en ellas intentando levantarme. Me fue más fácil de lo esperado, pero aún así las necesitaba para mantenerme bien de pie.

Fui directo al marco de la puerta y él me abrió el paso.

—Eh... Exactamente, ¿A dónde tenemos que ir...?

—Ah claro, sígueme.

Se adelantó y caminó lentamente para no alejarse tanto de mi. Yo sólo lo seguí por un largo pasillo con varias puertas a los laterales. Llegamos hasta unas escaleras de madera que se sentían un poco sucias.
Había un fuerte olor a humedad y sangre, pero se veía que a ellos no les afectaba en lo absoluto. Claro, estaban acostumbrados a vivir aquí.
Por fin llegamos al final de las escaleras y entramos a lo que sería la cocina. Encendió la luz de nuevo y noté una barra, un comedor y bastantes sillas.

—Disculpa el desorden, aún no bajan a limpiar. Mira, hay sopa con pollo o calabazas guisadas. ¿Qué te sirvo?

—Las calabazas por favor. Si no es mucha molestia.

Asintió con su cabeza y con la mano me indicó sentarme en una de las sillas. Accedí a su ademán e hice lo anterior.
Miré mejor lo que había a mi al rededor, nada fuera de lo común. Dos refrigeradores, tres congeladores, dos estufas, un microondas, una wafflera, una gran alacena y muchos frascos con fluidos desconocidos.
Pronto Liu dejó un plato con calabazas en mi mesa. Se sirvió sopa y decidió comer conmigo.
Dudé un poco en probar o no las calabazas, sin embargo, si quisieran hacerme algo, ya lo hubieran hecho cuando estaba dormida.

No hablamos de nada en específico y la verdad se sentía un ambiente un poco incómodo.
Pronto bajó una chica de vestido azul y delantal, cabello largo, y brillante, y unos lindos ojos azules. Alice era sin duda alguna.

—¿Están ricas las calabazas? —yo asentí— Le ayudé a Nina a prepararlas, que bueno que te hayan gustado.

Me sentí en más confianza por su tono de voz y por lo que me dijo. Pero no me cuadraba aún como teniendo un aspecto tan aterrador pudieran ser tan tranquilos y corteces.

Seguí comiendo hasta que oí un gran llanto varonil, gritos y vidrio rompiéndose.

—¡MALDITA SEA! ¿Dónde está mamá?¿¡Hermana, dónde estás!? ¿Qué hago aquí? ¿Qué mierda es esto? ¿Quiénes son ustedes? ¡MADRE!

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⏰ Última actualización: Dec 25, 2021 ⏰

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