Capitulo 27: Energía Oscura

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En esta época cosas como el jabón, la crema dental y los desodorantes en realidad estaban limitados solo a los nobles o simplemente no existían, así que un grupo de soldados humildes como estos no tenían dichas comodidades y por lo tanto usualmente apestaban, olor al que los plebeyos ya estaban acostumbrados.

De modo que nadie se molestaría por el grajo de un compañero a menos de que sea demasiado nauseabundo e inaguantable.

De hecho, en un inicio las costumbres sanitarias de las personas eran increíblemente precarias, algunas personas solo tomaban un baño al mes y durante los inviernos había personas que de por si optaban por no bañarse hasta que llegara el verano.

Es aquí donde la iglesia helénica juega un papel importante ya que hasta el momento era la iglesia con más poder y feligreses, incluso más que la iglesia anglona, de hecho, en estos días incluso el emperador era coronado por un sacerdote de la iglesia helénica y profesaba fervientemente creer en sus doctrinas mientras la anglona estaba simplemente relegada.

Hace 5 años el sacerdote de Luxia conto una historia que decía que la diosa Luxia matrona de la salud descendió a la tierra y se congracio con los humanos en su búsqueda de estudiar y posteriormente cuidar cada dolencia de la especie humana.

Luxia luego de varios años entre lo humanos regreso al cielo y le dio al sacerdote un tratado llamado Munditia Divine el cual relataba las costumbres de aseo de los dioses, así que el sacerdote adapto lo mejor que pudo estas costumbres a los mortales y luego de recibir el visto bueno de Luxia este con el apoyo de toda la iglesia expidió la 1° reforma sanitaria de Luxia.

En este documento se relataba imperativamente las costumbres que tanto nobles como plebeyos debían tener por orden de los dioses en busca de mejorar la salud de la población en general.

El primer punto de la reforma trataba del manejo de los desechos físicos que simplemente se arrojaban en la calle o se dejaban donde se hacía, según esto las heces humanas eran la perfecta cuna para un sinnúmero de bacterias que luego crearían enfermedades fuertes en los humanos, por ende, cada familia debía depositar sus eses en un talinete.

Un talinete era una especie de caja de madera sin fugas que solo tenía una tapa redonda en su parte superior, cuando una persona necesitaba hacer del cuerpo destaparía el talinete y defecaría dentro de el para luego taparlo, al final de la semana alguno de los integrantes llevaría el talinete a una zona de desechos que las entidades gubernamentales debían proveer, vaciaría todos los desechos del talinete en este lugar y luego se lo llevarían de vuelta a casa.

Había reglas también que las entidades gubernamentales debían cumplir sobre los lugares de desechos, la primera es que este debía estar apartada de la población, pero a la vez accesible, además en la zona de desechos se debía cavar un hueco, el tamaño del hueco dependía del tamaño de la ciudad, pero lo que si era general era que cuando las heces estuvieran a un metro de llegar a la superficie cubrirían el hueco con tierra y cavarían otro.

Por lo menos en Bolton el hueco de la zona de desechos tenía un tamaño de 30 metros de largo, 30 metros de ancho y 10 metros de profundo, usualmente este hueco duraría unos seis meses antes de que fuera tapado y se haría otro con las mismas medidas.

La segunda reforma era en cuanto a el lavado de la ropa, se aconsejaba que cada persona tuviera al menos tres conjuntos de ropa y que cada dos días se lavara una de ellas, para que siempre estuviera medianamente limpia la ropa que se ponían.

También se especificó que al momento de lavar las vestiduras debían ser untadas con polvos aromatizantes, los siervos usualmente usaban cenizas de madera para lavar sus ropas mientras las personas pudientes usaban polvo de rosas o remojaban sus vestiduras en vino.

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