Parte 3

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—Bu-Buenos días... bienvenido seas USA —pronunció entrecortado por su llanto, se encontraba recostado en su escritorio arrepintiéndose de haberle dicho a su marido de como se sentía, miró la puerta de su oficina y para su sorpresa no estaba el estadounidense —¡Señor UK! —gritó exaltado tratando de limpiarse sus lágrimas —Qué sorpresa tenerlo aquí ¿Hay algo que pueda hacer por usted? —preguntó forzando una pequeña sonrisa.

—Solo vine a verte Perú, no has estado bien últimamente...

—Que raro, no me falta nada para entregarle, todos los documentos y lo necesario lo he dejado en su-

—Jajaja —soltó una pequeña risa acercándose al bicolor —Disculpa por reírme pero no es eso, eres el mejor asistente que he podido tener.

—¿Entonces cuál es el problema? —preguntó.

—Tu estado de animo, te he visto muy triste.

—¿Triste? ¿Yo? Señor, no debe preocuparse le juro que eso no afectará a mi trabajo, son solo problemas pequeños...

—Mhn... Pequeños dices que son pero estabas llorando, eso no son solo pequeños problemas, lindo puedes contarme —dijo cariñosamente sentándose en la silla más cercana mirándolo atentamente.

[...]

—¿Perú lloró por mí? —se preguntó el árabe desconcentrado de su trabajo, solo miraba los documentos que había en la mesa sin tomarle importancia a lo que había escrito en estos.

—Bueno días, jefe~ —canturreó la jovencita sentándose en el escritorio del asiático botando los papeles que había.

—Retírate por favor, no estoy de humor contestó llevando su mano a la cara para sobarse su entre ceja con pesadez.

—Oh~ ¿Porqué? ¿Qué pasó para que estés así~? —preguntó jugando con la corbata del otro, acercándose de apoco a los labios de su superior —Puedes contarme~ cariño~.

—NO TE IMPORTA —exclamó molesto ya arto de la insistencia de la muchacha —YA VETE DE AQUÍ.

—... ¿Q-Qué? preguntó bajo sintiendo su pecho estrujarse, jamás había recibido un rechazo de parte del hombre, no sabía como exactamente reaccionar en esta situación ¿¡Q-Qué te pasa!? ¡Qué te crees para hablarme así! —gritó frunciendo su ceño, la ira era su primera capa de "protección" si le podría llamar así.

—¡TU JEFE!

—Agh pú-púdrete le sacó el dedo del medio quitándose del escritorio, echa furia abrió la puerta de un solo golpe, estaba consiente que no era de su incumbencia los problemas de su superior, ya que, se había ganado un grito, pero dentro de ella había una esperanza de que ese amorío se convirtiera en algo más profundo y sentimental, también estaba el "perfecto" esposo que tenía su objetivo amoroso, ese peruano era tan lindo y parecía ser la clase de pareja ideal, no podía competir con eso ¿O sí?

[...]

—Sniff y después fui a un bar a tomar... no quería verlo, y menos volver a mi casa finalizó con una mueca triste y de sus ojitos dorados se resbalaban lágrimas, el inglés lo vio con pena y le entregó un pañuelo para que el latino se limpiará —Muchas gracias.

—Tu esposo es el peor... no deberías llorar por él ¿Qué te parece si vamos a pasear por ahí? Para qué te olvides de tus problemas propuso tratando de animar al peruano.

—Es una buena oferta pero no me gustaría quitarle su tiempo.

—No es molestia, Perú eres muy especial para mí~ canturreó pasando su mano por la mejilla del menor, que se sonrojó levemente. A los ojos del inglés, Perú era tan hermoso como una rosa, una rosa que tenía espinas en todo su tallo impidiéndole tomarlo, haciendo que deseara tenerlo para él solo y nadie más.


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¡𝑬𝒓𝒆𝒔 𝑴𝑰𝑶! [🇸🇦 𝒙 🇵🇪]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora