Shinjuu

Capítulo 8 - Un Trago Amargo

Ya habían pasado 2h desde que Dorothy y Freya le anunciaron aquello a su querida niña. Desde entonces las tres se quedaron hablando y riendo en el cuarto del hospital. Como la señora no podía ir a ninguna parte, ¿que mejor forma de pasar un buen rato hablando?

Se hizo de noche. Todo el cielo estaba completamente negro, como si hubiesen apagado la luz de la luna. Pero se podía contemplar una única estrella en el cielo. Brillante y radiante como si las demás tuvieran miedo a salir y ser menos que ella. 

Rhea estaba en la azotea del hospital. Su madre le dijo que saliera de la sala ya que quería hablar un momento a solas con su abuela, entonces ella salio a fuera para darse un aire. 

─ Vaya mierda de vida. ─ dijo la chica mientras se sentaba en el suelo contemplando el cielo.

─ Lo es, pero mantente positiva. ─ le respondió Kyle.

─ ¿Positiva? Solo me pasan cosas malas. Ya estoy harta de todo.

─ Entiendo que ante tantas cosas malas no quieras seguir adelante, pero, si tu actitud es negativa solo te pasaran cosas malas, en cambio, si tu actitud es positiva tal vez te ocurra algo bueno.

─ Hablas como los adultos. ─ contestó la chica molesta.

─ Disculpa, Rhea, pero, no todos vemos las cosas igual. De todas formas intenta hacer cosas que te motiven, así, tal vez, estarás de mas ánimos. 

─ Mi abuela se va a morir. Wylan a muerto por mi culpa, y todo es una mierda. ¿Que crees que me va a motivar? 

─ Rhea, te lo vuelvo a recordar. Soy como una parte de ti, se lo que sientes y lo que piensas en todo momento, incluyendo cuando eras pequeña. ─ Kyle hizo una pausa y señalo al cielo. ─ Tu sueño siempre a sido ser la estrella mas brillante de todas. 

Rhea se quedó pensando, y en cierto modo el chico tenía razón. Pero nunca fue lo suficiente valiente para conseguir aquello. 

La madre de Rhea salio a la azotea y se dirigió hacía su hija.

─ Cariño, ¿podemos hablar? ─ dijo ella.

─ Claro. ─ contestó la muchacha.

─ Verás, he estado hablando con tu abuela y... ya es hora de que sepas la verdad. ─ le dijo su madre con una cara seria.

─ ¿La verdad? Mamá, me estas asustando.

─ Tranquila. ─ la madre se sentó al lado de su hija. ─ Cariño, voy a contarte porque nunca has visto a tu padre.

─ No hace falta que menciones a ese descarado. ─ replicó la chica.

─ Rhea, escucha, por favor. ─ dijo la madre con un tono serio. 

Rhea se callo y decidió escuchar a su madre.

─ Yo y tu padre te tuvimos con 22 años. Verás, los dos nos amábamos mucho y bueno, cuando dos personas se quieren hacen cosas que...

─ Sí, mamá, se por donde vas.

─ Bueno, pues, nuestra intención no era tenerte, de echo, no queríamos tener hijos aún, y más a tan temprana edad. Pero un día me hice el test de embarazo, ya que tenía mis sospechas, y así fue, estaba embarazada. No sabía como decírselo a tu padre así que se lo comente directamente "Estoy embarazada." le dije. El se quedo callado y comenzó a temblar. Tu padre tenía mucho miedo de tener una criaturita y no saber que hacer, el estaba tan asustado que... llego a quitarse la vida.

Freya tomó aire profundamente mientras una lagrima se deslizaba por su mejilla. Mientras tanto Rhea seguía procesando la información. Su padre, con 22 años, se había quitado la vida.

─ Cariño, nunca te dije esto porque no sabía como reaccionarias, y hoy, al verte ya echa una mujercita pensé que sería ya buen momento para explicártelo. 

La chica no dijo nada, simplemente se quedó observando aquella estrella en el cielo, que luego apunto con su dedo.

─ Papá se ve muy bonito hoy, ¿no? ─ contestó la hija con lagrimas saltando de sus ojos.

La madre abrazo a Rhea, y las dos se quedaron llorando bajo aquella estrella, aquella estrella que en aquel momento unió a una madre y a una hija.

─ Te quiero, hija.

─ Y yo a ti, mamá.