No me permito.

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No me permito sentirme miserable.
Cada vez que el reloj murmura
cerca de mi oído y me recuerda
lo efímero del pensamiento,
la búsqueda inalcanzable por ser
y no imaginarme,
lo volátil del propio concepto
humano
no me permito sentirme miserable.

No me permito sentirme humana
cuando el sol roza la tela roída
y polvorienta de mis cortinas,
que me muerde los malditos párpados
ansiando arrancarme los ojos.
No dejo que Él se entere
que volví a rezarle mientras gemía
por mi éxtasis y el dolor ajeno,
dulces marcas violetas
en la piel del recuerdo.

No me permito sentirme viva
mientras el gruñido del bajo retumba
entre mis costillas
y busca con saña
la virginidad de mis vísceras.
Que rompa cada vaso sanguíneo
y emane de mis poros la peste
en forma de lágrimas.

No me permitiré ser miserable,
ni te concederé hacerlo de nuevo.

Escritos Nocturnos.Where stories live. Discover now