Tus manos no dejan de temblar.
Escucho
Desde el hueco en la pared
Cómo tú alma se desvive y se desploma.
Por tu boca brota un río de hiel y temor
Que inunda con fiereza el pequeño cuarto
Donde te has metido.
Donde te has escondido.
Nadie te escucha.
Gritas, presa del terror
Y tu cuerpo se desfigura y se transforma
En un saco de huesos, grasa y lamentos.
Deja de brotar la peste de tu boca
Por un breve momento,
Tiempo suficiente para contemplar mi presencia
Y decir:
"Hoy no me moriré, ¿Verdad?"
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Escritos Nocturnos.
Teen FictionRecopilación de pequeños o largos escritos que escribí en la madrugada.