3. Gorritos

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Estaba atardeciendo y el aire se comenzaba a tornar frió. El cielo estaba teñido de un color naranja y las nubes que lo rodeaban se habían dispersado, dejando brillar su grandeza.

Sentada en el escritorio, en su habitación, se encontraba la joven Marinette Dupain-Cheng. Concentrada, corrigiendo unos bocetos que tenía a su lado, mientras tarareaba una canción. Levantó la vista hacia su puerta trampa, el sol caía, ya no le quedaba mucha luz del día por aprovechar, por lo que decidió salir a su balcón a tomar aire y ver el atardecer, tal vez aquello le daría más inspiración. 

Una vez allí, se apoyó sobre la baranda y observó el cielo, todo se veía muy pacífico, personas caminaban por la calle debajo de ella, pero nadie iba apurado. De pronto, sintió frío, había llegado diciembre, lo que no solo significaba que se acercaban las fiestas, sino también que las temperaturas eran cada vez más bajas. Como el frío aumentaba, decidió volver a su habitación y buscar un abrigo. Estaba abriendo la puerta trampa cuando escuchó un ruido detrás de ella. Volteó. Allí se encontraba nada más ni nada menos que uno de los famosos superheroes de París.

- ¿Chat Noir? - preguntó la chica con sorpresa - ¿Que haces aquí? ¿Ha sucedido algo? - se preocupó, tal vez había un nuevo akumatizado, lo que significaba que se debía transformar cuanto antes.

- No, no, no ha ocurrido nada, no te preocupes - negó rápidamente -. Tan solo paseaba por aquí, te vi y decidí venir a visitarte.

La pelinegra lo observó con curiosidad ¿por qué habría decidido venir a visitarla? ¿por qué a ella?

- Oh, no sabía visitar a los ciudadanos era parte del trabajo de un superhéroe  - dijo con perspicacia. 

El héroe se puso algo nervioso.

- Em pues, sí - titubeó -, asegurarnos de que todos los ciudadanos estén bien y a salvo es parte de nuestra tarea.

- Ya veo... - la ojizarca sonrió, si bien no mentía en lo que decía, ella sabía que visitar a los ciudadanos uno por uno no era algo que ellos hacían, tan solo ayudaban de forma individual a los que habían sido akumatizados.

- Bueno, hace frío aquí ¿me permitirías entrar contigo? - sonó más como súplica que como pregunta y, para agregarle más puntos, puso sus mejores ojos de gatito triste.

Marinette suspiró. 

- Está bien, puedes entrar - dijo derrotada.

El rubio sonrió triunfante, dejó pasar primero a la chica y luego él la siguió, cerrando la trampilla.

- ¿Qué estabas haciendo antes de que llegara? - preguntó animado el héroe, una vez que ambos estuvieron en la habitación.

- ¿Antes de que aparecieras para molestarme? - inquirió levantando una ceja, mientras sonreía - Estuve un tiempo trabajando con unos diseños simples y luego subí al balcón a tomar aire.

- ¿Unos diseños? Eso suena interesante, ¿podrías contarme de qué se trata? - el tema había resultado ser de interés para Chat Noir, quien quería saber en qué nueva y grandiosa idea estaba trabajando su amiga.

La pelinegra rió, pero al notar que el chico parecía en verdad estar interesado, decidió contarle.

- Bueno, supongo que te puedo contar - se acercó a su escritorio y le hizo una seña a su compañero para que se acercara -. Desde hace unos días he estado trabajando en unos presentes para navidad, se trata de unos gorritos, como el que usa Santa Claus, pero personalizados. Cada persona tiene un diseño único y propio, ninguna será igual al otro.

Le mostró algunos de sus bocetos al héroe, quien los observó a detalle. Cada uno tenía el nombre de uno de sus compañeros de clase, aunque también había unos para sus padres y otros para los amigos de la ojizarca que no asistían a la escuela con ella, como Luka y Kagami. 

- He hecho para mis amigos y también para mis padres - señaló los nombres, por más de que el rubio ya había notado aquello, volvió a mirar a donde Marinette le decía.

Chat Noir comenzó a revisar los bocetos, buscaba uno en especial, o más bien, el de alguien en especial, lo encontró al final de todo y al verlo sonrió. Arriba de todo, en el papel, estaba escrito con una letra hermosa y de gran tamaño el nombre Adrien Agreste. El diseño era muy bonito, tenía un parecido a la camiseta que él solía usar, también tenía unas alas de ángel, brillos y unos pequeño corazones bordados. El héroe se enterneció, se notaba que había puesto mucho amor y tiempo en ese diseño, lo que le llamó la atención, eran todos los corazones que rodeaban tanto a su nombre como al dibujo, no había visto esto en los demás bocetos. La pelinegra, al darse cuenta lo que aquel gato observaba tan atentamente, se puso nerviosa y se lo arrebató de la mano antes de que pudiera preguntar algo.

- B-bien, eso es lo que estaba haciendo antes de que vinieras - dijo, arrebatando todos los bocetos que su compañero aún conservaba en su mano.

- ¿Hice algo malo? - preguntó confuso Chat, al notar el repentino nerviosismo de Marinette.

- ¿Qué? No, claro que no, Chat Noir - negó velozmente - Y...¿Qué opinas sobre los gorritos?

- ¿Que qué opino sobre los gorritos? - repitió - Opino que son la cosa más fantástica y adorable que he visto a alguien hacer en su vida, además del talento enorme que tienes, como te preocupas y le demuestras tu valor a todas las personas a las que quieres, es algo admirable. Eres absolutamente maravillosa, Marinette.

Un leve color rosado apareció en las mejillas de la chica.

- Muchas gracias, Chat - se sentía realmente alagada por las palabras del héroe, si bien normalmente recibía cumplidos de su parte siempre que era Ladybug, recibirlos siendo Marinette cambiaba un poco las cosas, más tratándose de sus diseños -. Realmente se siente muy bien escuchar eso.

- Solo digo verdades - aseguró sonriendo a su amiga.

La ojizarca correspondió su sonrisa. De repente, tuvo una idea y miró a el rubio emocionada.

- Chat - lo llamó para captar su atención - ¿te molestaría que te haga un gorrito a ti? 

Al chico se le iluminaron los ojos.

- ¿Un gorrito? ¿Lo dices en serio? - había querido pedírselo él, pero no le parecía correcto, pero el que ella lo ofreciera, lo hacía aún mejor -. No me molestaría para nada, al contrario, me encantaría, hasta lo podríamos hacer juntos - lo último se le escapó, fue la felicidad del momento, pero no había vuelta atrás, su compañera lo había oído.

Rió.

- Me encantaría que me ayudaras a hacerlo, el trabajo en equipo siempre es más divertido - el héroe, aún algo avergonzado, sonrió contento.

Así ambos se pusieron a trabajar en un gorrito de navidad con un diseño inspirado en aquel famoso héroe de París, fue divertido, compartieron ideas, discutieron y rieron. Para cuando terminaron el boceto, ya era bastante tarde.

- ¡No puede ser! - exclamó el chico del traje de gato, al ver que ya había oscurecido por completo - Que rápido se pasó, ya debo irme - dijo cabizbajo.

- Está bien - le aseguró Marinette con comprensión -, yo terminaré el gorrito.

- Pero...¿nos volveremos a ver? - preguntó - Quiero ver como queda ya terminado.

Su amiga sonrió.

- Pasa por aquí cuando puedas o, ya sabes, cuando debas asegurarte que esta ciudadana está a salvo - guiñó un ojo.

El héroe se mostró un poco sorprendido por su actitud, le mostró una última sonrisa y salió por la trampilla, con una total felicidad. 

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¡Día 3! :D

Pensé que no lo terminaría (aprecien que dormí 5 horas para hacer esto).

No lo revisé, no sé si están bien, perdón.

Nos vemos en el próximo, bye. 


25 días para Navidad // MLB // Love SquareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora