5. Reno

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Ladybug paseaba tranquilamente por las calles de París, ya era de noche y las luces iluminaban toda la ciudad. Había decidido salir a tomar un poco de aire, tenía que terminar unos trabajos antes de las vacaciones y se sentía bastante estresada, ni siquiera Tikki había logrado tranquilizarla, por lo se había transformado y había salido, podía aprovechar el paseo para hacer una rápida patrulla.

Ya se sentía mejor, salir un poco siempre la ayudaba. No había mucha gente caminando, era domingo y ese día las personas solían quedarse en su casa. Inhaló profundo, el aire invadió sus pulmones y eso la relajó aún más, había dejado todo estrés y preocupación atrás, luego volverían a ella, pero podía apartarlo por un rato. 

Siguió caminando hasta llegar a donde habían colocado ya el gran árbol de navidad, no estaba muy lejos de la torre Eiffel, lo colocaban allí porque era un lugar llamativo para las personas. Lo observó con admiración, era tan enorme y hermoso, desde pequeña su esplendor había logrado dejarla sin palabras cada año, y este no era la excepción. 

Luego de un rato, decidió que ya era hora de volver a casa, por lo que dio media vuelta para tomar el camino de regreso. Estaba a punto de dar un paso, cuando escuchó un ruido detrás suyo. Volteó a ver de donde había provenido el ruido y la sorprendió mucho lo que se encontró, algunos metros más allá, estaba parado el brillante e increíble Adrien Agreste. Al verlo, un millón de preguntas invadieron su cabeza ¿qué hacía él allí? ¿Cómo había logrado que su padre lo dejara salir solo y más siendo tan tarde? ¿O acaso habría escapado? No, no era posible, Adrien siempre hacía lo que su padre le ordenaba, o eso creía.

Rápidamente, se escondió detrás de un cartel, no quería que el modelo la encontrara allí. Se había puesto nerviosa, él siempre lograba que se sintiera así, ni siquiera con su máscara podía ocultar ese sentimiento. He aquí el problema, sus nervios siempre eran acompañados por su torpeza y no quería hacer el ridículo delante de Adrien, al menos no siendo Ladybug. Por esta razón, comenzó a caminar tranquilamente, haciendo el menor ruido posible, para así poder volver a su casa sin antes ser vista por el ángel de París, lamentablemente, la discreción nunca había sido de sus virtudes, cuando miraba hacia atrás para asegurarse de que el muchacho no la viera, se chocó un poste de luz, un estruendoso ruido se oyó antes de que la heroína cayera en bruces al piso.

Adrien Agreste había escapado de casa y actualmente se encontraba frente al gigante árbol de navidad, que habían puesto en el centro de la ciudad para las fiestas, como hacían todos los años. Los recuerdos invadían su mente y lo llenaban de soledad y melancolía,  si bien eran momentos felices, ahora no le traían más que tristeza. 

De pronto, escuchó un ruido vibrante que lo sobresaltó, volteó a ver de que se trataba, llevándose una gran sorpresa. Ladybug, la chica de sus sueños, se levantaba del suelo mientras se frotaba la cabeza, con una expresión de dolor. 

- ¿La-Ladybug? - preguntó, su tono de voz resultó más alto de lo que hubiera querido.

- ¡Adrien Agreste! - exclamó volteando automáticamente y sonriendo nerviosa - ¡Qué gran coincidencia! ¿Quién imaginaría que nos encontraríamos aquí? - rió inconscientemente. 

Estaba actuando raro, genial.

- ¡Sí! Que gran coincidencia, nunca hubiera esperado encontrarme aquí, contigo, ahora - el nerviosismo era también muy evidente en el rubio, se abofeteaba internamente ¿Por qué no podía tener la misma confianza que tenía con ella cuando era Chat Noir? 

Se acercaron unos pasos más el uno al otro, aunque seguían manteniendo distancia, el ambiente era algo incómodo. Hicieron contacto visual por unos segundos, compartiendo sus profundas miradas, intentaban decir con los ojos aquello que no eran capaces de decir con palabras, enseguida rompieron la conexión, la vergüenza les ganaba. Las mejillas de ambos estaban sonrojadas, una sola mirada había logrado ponerlos de esa forma. 

25 días para Navidad // MLB // Love SquareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora