4. Mío

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Gianni se levantó de la cama asiendo su ropa en el proceso, con una última mirada a su mejor amigo salió de su habitación, la sopa olvidada en un rincón. Se dirigió al baño para limpiarse las manos llenas de la culminación del placer de Jean, usando el jabón borró toda huella. La tormenta llegó cuando miró su reflejo en el espejo, su corazón se aceleró en un momento de pánico, los cimientos que habían salvaguardado su mundo entero ahora se veían comprometidos por su debilidad en un momento que había compartido con alguien que no debía, Jean era su mejor amigo y nada más, ellos nunca podrían llegar a ser algo más porque de hacerlo sería aberrante, enfermo, el placer no podría ser suficiente, había algo más y ese más nunca podría suceder entre ellos.

Se encerró en su cuarto vestido completamente para caer en un sueño intranquilo lleno de pesadillas, lo único que esperaba era que Jean no cambiara con él porque si lo que había sucedido arruinaba su relación él quedaría devastado, Jean era quien siempre lo salvaba de sus demonios con su amistad, jamás podría perderlo. Por esa razón a la mañana siguiente se levantó más temprano de lo normal para irse a clases, no quería encontrarse a Jean por casualidad y que las cosas se volvieran incómodas, tal vez siguiendo el ejemplo del pasado si lograba evitarlo por algunos días seguidos el tema pasaría y ambos lo ignorarían como aquella noche cuando eran apenas dos inocentes niños.

Sus clases se hicieron eternas siempre buscando entre los pasillos para no ver a Jean entre el conglomerado. El final del día fue el momento más temido por lo que se dirigió a la salida del aula dudando sobre los siguientes pasos que daría, ir a casa sería un grave error en ese momento pero o había mucho más que pudiera hacer, el único amigo que siempre estaba con él era Jean y aunque había conocido a varios de sus compañeros de clases todavía no llegaban al momento en que la confianza era suficiente para salir con ellos a algún lugar.

-¡Selvaggio!- Gritó alguien de pronto -aquí.

Gianni se volteó para ver a tres de sus compañeros de la clase de la que acababa de ver caminar hacia él, iban con sonrisas, hasta que llegaron tan cerca cómo era posible.

-¿Quieres ir a la fiesta del último adiós?- Preguntó otro, Juan creía que se llamaba.

-¿Fiesta del último adiós?- Inquirió él confundido -¿qué es una fiesta del último adiós?

-Solo es la fiesta de despedida de los estudiantes que están por graduarse- contestó otro, este se llamaba Román, estaba seguro -como ya están por irse es tradición hacer una última fiesta para ellos.

-Por un momento pensé que me invitaban a un ritual o algo parecido- explicó él riendo. Ellos rieron con él.

-No amigo, es solo otra fiesta- dijo el primero riendo aún -pero puedes intentar llegar a una de las mujeres que ya se van, siempre se alocan en esas fiestas.

-Puede ser entretenido, claro- aceptó él complacido de no tener que llegar a casa.

Marcharon luego hasta uno de los edificios cercanos a la universidad, él llevaba su bolso de las clases pero todos iban iguales y parecía no molestarle a ninguno. Subieron al tercer piso donde al salir del ascensor la música resonaba por los pasillos, había gente aglomerada en todos lados donde se posara la vista. Ellos caminaron hasta la entrada del departamento de donde procedía la música, solo se veían rostros sonrientes llenos de licor que bailaban entre luces de colores, no había demasiado espacio para respirar pero ellos se hicieron espacio como pudieron hasta llegar a la mesa donde se servían las bebidas, cada uno tomó lo que más le gustaba, en el caso de Gianni se trataba de ron por lo que eso fue lo que se sirvió.

Se dirigieron a las zonas cercanas a la pista de baile y pronto el chico que le había gritado para que fueran a la fiesta desapareció en la búsqueda de mujeres que quisieran quedarse con él y sus dudosos encantos. Luis se fue con un grupo de amigos que buscaban a alguien para participar en un juego del que él jamás había escuchado y tan rápido como habían llegado solo quedaron Román y él en aquella pared, no había nadie que él conociera allí por lo que fue algo extraño al inicio.

Más que un amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora