2. Descubriendo la inocencia

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De esa forma continuó su tarde, su padre les habló de un millón de temas distintos pero que contenían una carga de aprendizaje inmenso, en esos momentos Jean sabía que nunca en su vida había estado más avergonzado y podía notar que Gianni se hallaba en la misma tesitura pero era su amigo el que lograba hacer preguntas a media voz. El conocimiento que les había entregado su padre aquella tarde siempre se lo agradecerían y siempre le agradecería a Gianni por lograr hacer las preguntas que él jamás se atrevería hacer, su amigo había preguntado de todo, cada duda que cruzaba su mente, así fuera sobre lo que podrían hacer un hombre o una mujer juntos o ya fuera dos hombres o dos mujeres sin horrorizarse demasiado. La que su padre poseía información se acabó comenzando la noche.

Su madre los llamó a la cena entonces y todos se sentaron a comer sin decir demasiado, la conversación no tocó ningún tema sexual por lo que ambos se relajaron con rapidez. La dinámica de la mesa volvió a ser lo que era siempre y las risas no faltaron, lo que era fantástico. Con ese mismo ánimo ellos se dirigieron a su habitación al terminar la cena y como dos jóvenes casi adolescentes pusieron música para centrarse en la consola de videojuegos que tanto los entretenía. Jugaron hasta casi la media noche cuando su madre fue a exigirles que se acostaran debido a la hora. Ellos se quejaron y negociaron pero nada funcionó por lo que apagaron la música, los juegos y las luces para acostarse, Gianni se había acostado en la cama de abajo que se usaba para las visitas.

-Jean, ¿crees que sea cierto?- Susurró de pronto Gianni.

-¿Qué cosa?- Respondió él asomándose en el borde de su cama.

-Todas las cosas que nos dijo tu padre- anunció su amigo sentándose -todo sobre el placer y conocer a tu pareja.

-Debe serlo- infirió Jean sentándose también -mi papá no nos daría información innecesaria, todo el punto de la charla era educarnos en cosas que no nos enseñan en el colegio.

-¿Y cómo estás seguro de que lo estás haciendo bien?

-Supongo que la persona te lo diría- supuso él -debería decirte lo que no haces bien, ¿verdad?

-Debería, pero tu padre dijo que algunas personas mentían porque no querían lastimar a otros.

-Los lastiman más diciéndoles que están haciendo las cosas bien cuando es mentira- afirmó Jean seguro de su resolución.

Ambos se quedaron unos minutos en silencio solo observando al otro, la oscuridad solo les dejaba ver siluetas. Jean se preguntaba por los pensamientos que rondarían la mente de su amigo.

-¿Alguna vez has besado a una chica?- Preguntó Gianni sentándose en una esquina de su cama.

-No- negó él -te lo habría contado.

-Tu... ¿te gustaría intentarlo?- Inquirió su amigo acercándose.

-¿Intentar qué?- Jean estaba realmente confundido en ese punto.

-Besarnos.

-¿Acaso eres gay Gianni?- Preguntó él alejándose -porque tú no me gustas en ese sentido, eres mi amigo, eso sería demasiado raro.

-¡Tú tampoco me gustas!- Casi gritó su Gianni antes de bajar el tono susurrando -pero sería bueno practicar antes de hacerlo mal con una chica a la que quisieras impresionar, y tú eres la única persona en la que confío.

-No sé...

Jean nunca se había asustado tanto en su vida, todas las veces que había imaginado su primer beso había pensado que estaría con una linda chica de su clase que le gustara mucho pero hasta ahora ninguna le atraía demasiado. Pero de todas las vicisitudes que pudo haber imaginado que su amigo le pidiera aquello no era una de esas, ni en sus sueños más extraños lo hubiera podido imaginar. Lo más preocupante de todo era que al imaginarlo podía verlo sin sentirse aberrado o asqueado.

Más que un amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora