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Una presencia destacable había comenzado a visitar su bar, se trataba del consejero del Hokage. Era poco creíble que alguien de tal magnitud se encontrara en su bar casi todas las noches desde hacía un par de semanas. No le molestaba en lo absoluto su presencia, solo le sorprendía que de todos los bares que había justo había elegido el de ella.

Al inicio, el Nara pedía bebidas tranquilas y se retiraba a una hora que era normal entre los hombres que iban luego de su trabajo y luego volvían con sus familias pero, a medida que pasaba el tiempo, se iba quedando más y más hasta que finalmente se quedó hasta el cierre del local. No sabía si sentirse halagada o preocuparse por aquel hombre que no parecía estar en su mejor momento.

Comenzó a sospechar de que algo sucedía cuando lo vio llegar con una venda en el brazo y el ojo negro, claramente había un problema detrás que ella no podía adivinar.

Trató de no involucrarse mucho puesto a que no conocía mucho del Nara. Prefirió mantenerse en su posición y no abusar de las visitas frecuentes de este. Solía escuchar todo lo que tenían que decir pero no parecía que el pelinegro fuera  a ser escuchado al bar sino a quedarse en paz mientras bebía algo en el camino. Siempre así, solo y llamándola solo cuando necesitaba algo hablando lo justo y necesario como si tuviera que ahorrar palabras.

Sabía, como cualquier persona de la aldea, que el hombre estaba casado y de aquel matrimonio había tenido un hijo pero más que eso e información respecto a su generación, no sabía. Tampoco había mucho que saber, Shikamaru siempre fue un tanto reservado con su vida privada y jamás ocultó lo obvio. Era bien sabido que su mujer era quien llevaba puestos los pantalones en la relación y que su amor abundaba pero jamás se supo mucho más ya que indagar en la vida del consejero del Hokage y de la hermana de Kazekage podía meterte en un problema con dos aldeas al mismo tiempo.

Hacía ya tiempo que la aldea no había visto a la familia unida, sabían que continuaban solo porque vivían juntos pero, en realidad, no tenían ninguna otra prueba de ello.

La Tsukino supuso de antemano que se debía saber que el Nara visitaba su bar muy seguido comenzando a levantar sospechas pero no sabía que tanto. Trató siempre de no ser chusma y mantenerse al margen pero cada vez le costaba más. A tal punto que acabó por decidir que se involucraría aunque pudiera salir mal, si podía ayudarlo, quería hacerlo.

Por lo tanto, el siguiente día que el Nara se presentó, ella se dispuso a presentarse como era debido y a intentar generar una conversación que le permitiera poder acceder a información que fuera de ayuda para que interviniera. Lo vio sentarse en el mismo taburete de siempre, apartado de los demás lo más posible, y acomodar su abrigo en el taburete de al lado para que nadie pudiera sentarse al lado de él para molestarlo o sociabilizar. Nyoko creyó que era un buen momento para acercarse.

"Buenas noches, ¿Qué puedo ofrecerle?" Le consultó con una sonrisa en el rostro.

"¿Tiene variedad de bebidas fuertes?" Preguntó él.

Al parecer aquella noche quería variar un tanto.

"Contamos con gran variedad, en su mayoría de bebidas extranjeras." Explicó. "Puede optar por un copa de Absenta, un licor con alta graduación. También tenemos Ginebra, Vodka, Ron negro y Whisky." 

El hombre pareció pensarlo por unos minutos para finalmente decidir.

"Probaré el Absenta." sentenció.

La mujer abrió los ojos como platos, no era una bebida muy recurrente y las personas preferían evitarla pues su gran graduación alcohólica podía causar un gran problema si no era bebida con moderación y consciencia. Normalmente debía llevar al hospital a aquellos que quedaran en el suelo tras tomar unas copas de Absenta.

so far, so good | shikamaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora