so far, so good | shikamaru

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Nyoko comenzaba a preguntarse si el hombre era participe de cosas turbias, como peleas callejeras o venta de variedad de cosas ilegales; buscaba una razón para aquellos golpes que aparecían día tras día pero ciertamente no parecía de ese tipo de personas, más siendo que se trataba del consejero del Hokage. Y como si fuera una clase de invocación pensar en él, observó como se adentraba al bar. Vio el reloj, eran las diez de la noche. Juraría que el Nara llegaba siempre dentro de las nueve y media y las diez y media para luego quedarse hasta las tres y tener que ser ayudado por Nyoko para llegar a su casa.

Esa noche el bar estaba más vacío que cualquier otro, no había tenido mucho trabajo así que podría centrar su atención en Shikamaru y quizás hasta descubrir que era lo que le estaba sucediendo y ayudarlo. La última vez no había logrado sacarle ninguna información pero tenía fe de que esta vez podría.

Lo vio sentarse en la barra por lo que caminó hasta él para tomar su orden. Lo primero que notó fue el gran moretón que cubría el ojo del pelinegro y su labio partido, quien fuera que le hubiera hecho aquello debía ser una persona con una fuerza descomunal, definitivamente debía estar metido en algún tema ilegal. No podía mentir, estaba un poco asustada pero su mente continuaba recordándole que se trataba de un hombre cordial. Su mirada tenía tintes de preocupación, le erizaba la piel la mínima posibilidad de estar atendiendo a un tipo peligroso.

"Buenas noches, ¿Qué puedo servirle?" Preguntó igual que siempre.

Shikamaru levantó la mirada de sus manos y le sonrió levemente a la barman. Se sentía apenado de mostrarse de ese modo ante ella.

"Sake, por favor."

La mujer asintió, esta noche Shikamaru no innovaría e iría por lo más corriente, un poco de sake.  En lo que ella acomodaba lo necesario para hacer la orden del pelinegro, pudo ver como un pelinaranja se adentraba al bar y buscaba a alguien con su mirada. Rápidamente pudo notar que se trataba del Hokage, sonrojada divisó todos sus movimientos. Naruto caminó hasta donde estaba Shikamaru y se sentó en el taburete continuo.

Nyoko preparó la orden inicial, la tomó entre sus dedos y caminó hasta donde estaba el cliente para entregárselo. Una vez entregado, hizo una reverencia al Hokage.

"Sea bienvenido, señor Hokage." Se quedó en un ángulo de noventa grados." Siéntase libre de ordenar lo que desee, la casa invita." Aclaró justo como su jefe, o su hermano, le había dicho anteriormente.

"No es necesario que invite la casa." Dijo Naruto.

"Insisto." Replicó ella.

"Está bien." Se resignó. "Lo mismo que él."

Nyoko asintió nuevamente y se dirigió rápidamente a servir su orden justo como había hecho con la del Nara. Sabía que la presencia del Uzumaki significaba que no podría acercarse a hablar como tenía planeado, era realmente una pena. Por lo que creyó, que quedarse cerca sería una buena opción para conseguir información sin involucrarse. Dejó el pedido del pelinaranja frente a él y se alejó un tanto de ellos.

"Shikamaru, debes hacer algo." Dijo rápidamente. "Esto no puede continuar así, piensa en Shikadai. Ve todos los días como lastiman a su padre y como discuten. ¿No crees que él también está saliendo perjudicado con todo esto?"

Shikamaru asintió mientras tomaba un poco de sake, sabía que lo que su amigo decía tenía todo el sentido del mundo pero no había mucho que pudiera hacer.

"Lo sé, pero Temari había dicho que quería intentarlo por unos meses más. No quise tirar todo mi matrimonio por la borda, así que accedí."

Era extraño pensar en que en una relación violenta, la violenta podía ser la mujer y no el hombre. Estaba tan acostumbrada a ver lo contrario que casi olvidaba la posibilidad de que los roles se invirtieran. Su miedo ahora estaba dirigido a esa tal Temari, si podía hacerle eso a un hombre como Shikamaru, no quería ser su peor enemiga porque probablemente acabaría con ella. Escuchó a Naruto suspirar para luego tomar un poco de su sake. Shikamaru imitó a su amigo con la diferencia de que este acabó con su bebida.