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── ¡CAPÍTULO UNO! ❛ nuestro lugar ❜
SUN-OH SE GUARDÓ para sí mismo después de su ruptura con Jo-Jo. Solo habían pasado tres días desde ese día, pero sentía como si fueran tres años. Ahora era una persona completamente diferente.
Si su relación con su madre era mala antes, ahora era como si no tuvieran ninguna relación. La evitaba como una peste, se quedaba fuera hasta altas horas de la noche y solo volvía a casa a dormir un par de horas antes de salir temprano por la mañana. Evitó a sus amigos, ignorando sus llamadas e ignorándolos durante el horario escolar. También evitó a Hye-Yeon, su mejor amigo de más de diez años.
La gente pronto tuvo la idea y comenzó a evitarlo también. Resultó ser más fácil de lo que habían pensado que sería considerando su giro de 180 grados en su personalidad.
Se veía terrible. Había bolsas bajo sus ojos inyectados en sangre, sus mejillas estaban hundidas por comer poco y su cuerpo parecía más de un tallo de frijoles que un humano. Él era solo una sombra del Sun-Oh que había sido antes.
Su actitud era tan mala como parecía. Siempre tenía una expresión fría y en blanco que solo cambiaba a una mirada melancólica cada vez que Jo-Jo aparecía en su línea de visión o en una mirada fulminante cada vez que alguien que no era ella se acercaba a él. Cada vez que alguien trataba de hablar con él, o los ignoraba por completo o los atacaba con tanta agresividad que asustaba a todos en un radio de diez metros de él.
Solo tomó esos tres días la cantidad de veces que sonó su Love Alarm para reducirse diez veces. Si antes solía reunir cientos de corazones por día, ahora casi nunca llegaba a los 10.
Sun-Oh sabía que lo que se estaba haciendo no era saludable, pero tampoco podía evitarlo. No podía obligarse a comer o dormir, no podía ser amable con la gente, no podía obligarse a seguir adelante. Se estaba ahogando en su desesperación de la misma forma en que su cuerpo en deterioro se estaba ahogando en su uniforme que alguna vez le había quedado perfecto. Se hundía, lentamente y sin resistir.
Mientras se sentaba en el último escalón de una escalera exterior que daba al patio y al campo de abajo, una vez más se perdió en sus pensamientos. Su mente seguía repitiendo las mismas preguntas una y otra vez. ¿Por qué rompimos? Él se preguntó. ¿Hice algo mal? ¿O simplemente no soy lo suficientemente bueno? ¿Por qué? ¿Por qué?
Un movimiento cercano lo sacó de sus pensamientos y miró hacia un lado para ver a una chica de aspecto familiar sentada en el otro extremo del mismo escalón, a aproximadamente un metro de distancia entre ellos. Volvió la mirada hacia el patio de abajo, sin interés en quién era la chica y por qué había decidido sentarse con él.
