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── ¡CAPÍTULO DÍEZ! ❛ a pesar de lo bueno y lo malo, juntos ❜
CON EL TIEMPO, LA CASA DE NA-RI se convirtió en un refugio seguro para la pareja. Era el único lugar donde podían ser ellos mismos sin preocuparse de cómo cada una de sus palabras y acciones podrían ser torcidas por otros para hacer un nuevo rumor sobre ellos, el único lugar en el que se sentían seguros.
Pasaron las semanas y lentamente las pertenencias de Sun-Oh emigraron de su casa a la de Na-Ri debido a que él las dejó deliberadamente después de sus visitas con la esperanza de tener una excusa para regresar a la cabaña al día siguiente. No es que nunca se llevara sus pertenencias a casa, solo terminó dejando más artículos cada vez que pasaba por la casa de su novia. Llegó al punto en que si alguien hubiera decidido aparecer al azar en la cabaña y mirar alrededor, creería que la pareja vivía junta incluso si lo negara y proporcionara evidencia para demostrar que el visitante estaba equivocado.
En momentos aleatorios de su día, la pareja a menudo bromeaba sobre la mudanza de Sun-Oh para poder vivir juntos, pero ninguno de los dos era lo suficientemente valiente como para abordar el tema en serio, por lo que permaneció como una broma interna entre ellos.
Al menos por ahora.
⚘
UN PAR DE BRAZOS RODEARON la cintura de Sun-Oh y una suave sonrisa apareció instantáneamente en su rostro──. Buenos días ──saludó, acariciando suavemente los brazos de su novia con la mano libre mientras presionaba los botones de la waflera con la otra.
Un murmullo incoherente fue su única respuesta cuando Na-Ri hundió la cara en su espalda y apoyó su peso contra él. A diferencia de Sun-Oh, que ya estaba vestido y listo para ir a la escuela, Na-Ri todavía estaba en pijama, con el cabello desordenado y la cara descubierta. Sus ojos se negaron a abrirse mientras se aferraba al sueño, queriendo descansar un poco más, aunque fueran solo unos minutos.
Habiéndose acostumbrado a esto, Sun-Oh navegó fácilmente por la cocina de la cabaña con Na-Ri arrastrando los pies detrás de él mientras se aferraba a él y esperaba que el sueño desapareciera.
Sun-Oh sacó los waffles de la waflera una vez que estuvieron listos y los dispuso en dos platos, poniendo crema batida y bayas a un lado. Luego sirvió té verde en sus tazas favoritas, un juego a juego con estampados de aguacate. Ninguno de los adolescentes era un gran fanático de los aguacates, pero los aguacates de dibujos animados impresos en las tazas eran tan lindos que Na-Ri se enamoró de las tazas a primera vista y Sun-Oh no pudo decir que no cuando le rogó que las comprara... ahora eran lo único de lo que bebía la pareja, sin importar si era té, jugo o batidos: las tazas se usaban para todo.
