Cuarto paso importante de qué no hacer si un weón/weona te ghostea:4. Ir como piojo hacia el chisme, cuando todo te grita peligro.
¡Gracias por estar aquí! Siga leyendo si desea obtener más consejos a medida de la lectura.
💍Alexa
—¡YOU BETRAYED MEEEEE! ¡AND I KNOW THAT YOU'LL NEVER FEEL SORRYYY! —grito con mi alma saliendo por mi boca y mi dulce voz maravillando a los vecinos.
—¡¿A quién están torturando?! ¡SILENCIO, LEX! —grita mi compañero de madre.
—¡For the way I hurt, yeah! —termino, para rematar.
Agarro el control de la tele y le pongo pausa, parando la música.
Eso estuvo intenso.
Pero si sigo cantando, me deprimiré, y nadie quiere eso. Me gusta más mi modo perra vengativa que el perra triste. Aparte, llorar y lamentarme es darle la satisfacción al Axel de ser una nueva llorona en su lista.
Pendejo, te creías muy listillo.
Me paro de mi cama, arreglo mi falda roja toda doblada, me fijo de que mis pantis no estén chuecas, acomodo mi crop top negro y saco una chaqueta de mi closet. Y para rematarle, me pinto los labios con un rojo, no muy llamativo pero tampoco apagado.
Color rojo supremancy.
Di- vi- na.
Me terminaré casando conmigo misma.
Salgo de mi habitación y voy hacia la de mi hermanito querido.
—¿Me das plata? —pregunto, haciéndome la linda y con un puchero que de seguro parezco patética.
—¿Desde cuándo soy banquero? —entrecierra los ojos.
—Eres como mi prestamista personal, mejor dicho —sonrío.—Sabes que te pagaré cuando me den mi mesada.
—Pero si ya has pedido dos mesadas adelantadas —me recuerda. —¿Cómo te acabas tu plata tan rápido?
—Soy una persona con muchos gastos, aunque no me lo creas —me intento defender. —Yo no te ando preguntando por tu vida privada, eh.
—Si lo haces. El otro día me avergonzaste frente a la Juli —suspira.
—Solo pregunté si son pololos —me hago la ofendida.
—Pero yo no le gusto, para que te enteres —gira los ojos.—En el bolsillo.
Yo me dirijo rápido antes de que cambie de opinión, encuentro tres billetes. Uno de diez, de cinco y de dos.
Ni pendeja, mi primera intención es tomar el de diez, hasta que...
—Saca el de dos, Alexa —me vigila. —Tienes una deuda de veinte mil conmigo, si le sumamos intereses son treinta mil.
—¿Y si me da hambre? ¿Y si me da sed? ¿Y si tengo una emergencia? ¿Y si un borrachito me pide plata? ¿Y si..
—El de cinco —termina aceptando, para que me calle.—Y se supone que tú eres la hermana mayor.
—Tengo cinco mentales, hermanito —le guiño un ojo, antes de salir corriendo de su pieza.
Llamo a la maravillosa María, ojalá esté desocupada y tenga un tiempito para mi.
—¿S...
—¡Virgencita Maria! Mi santita, ¿estás desocupada? —la interrumpo, yendo al grano.

ESTÁS LEYENDO
Tóxicos: por si un culiao te ghostea
Ficção AdolescentePara la Alexa vengarse es su profesión y ser ghosteada su desgracia.