Capítulo 13

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Cuando por fin entro en mi habitación, recibo un mensaje. Es Luke.

¿Estás bien? Yo... lo siento. Ya hablaremos.

Le devuelvo otro mensaje diciéndole que estoy bien, que no se preocupe y coloco mi teléfono sobre la mesita colocada junto a mi cama. No tardo en dormirme.

**********

-Que si, que me va genial en la UDM mamá... - Le repito a mi madre por enésima vez en toda la mañana.

Cuando me levanté hoy por el sonido de mi móvil por la llamada de mi padre, ya estaban aquí. Me despedí de Molly y Noelia y salí de la residencia dirigiéndome hacia la entrada de la universidad, el lugar en el cual había quedado con mi familia. Cuando llegué, ya estaban todos, hasta Adrián había llegado y, yo como siempre, llegué tarde.

Hemos estado visitando la ciudad, es muy bonita. Ahora nos encontramos en un restaurante bastante bien decorado, que se hace parecer a una casa antigua. Está hecha de piedra y madera principalmente, en las paredes cuelgan algunos materiales propios de la agricultura que parecen ser bastante viejos y, hay algo que me llama la atención desde que entro: hay cabezas de animales en la pared, en una especie de cuadros. Las cabezas son mayoritariamente de jabalíes y de ciervos. Supongo que son de antiguos animales que fueron cazados. De alguna manera, el restaurante me recuerda a la pequeña cabaña de Luke.

-¿Te gusta Danni? No te veo muy convencida con el sitio... - me pregunta mi padre con el ceño fruncido.

-Está bien, solo que me resultan algo espeluznantes esas cabezas - le respondo, a lo que los demás se ríen.

-¿Sabes? Fueron antiguos animales a los que les cortaron la cabeza vivos, luego la dejaron secar y... - me explica mi querido hermano mayor, igual de simpático que siempre (Nótese la ironía)... Aunque no creo que estuvieran vivos mientras les hacían tales atrocidades.

-¡Cállate! Nadie te ha pedido explicación - le espeto sin dejarle terminar su frase y el muy... se ríe a carcajadas.

Adrián es odioso, de veras que lo es. ¿Cuando podrá dejar de meterse en mis cosas solo por fastidiar?

Mis padres hacen caso omiso a nuestros problemas, ya se acostumbran; y se dirigen hacia un señor de unos 40 años, vestido con un traje a rayas rojas y blancas y una pequeña pajarita, que está sonriendo y debe ser un camarero. Le piden una mesa para 5. El hombre con la sonrisa en la cara de oreja a oreja, nos dirige hacia una mesa libre.

Coloco mi chaqueta en la silla y me siento. El mismo camarero que nos asignó la mesa y que se había ido hace un momento, vuelve con la carta y nos deja elejir. Hay bastantes platos que me parecen muy apetitosos y que deben de estar buenísimos y, tras un rato para decidirme, opto por un cocido de alubias, que me dice el señor que es la especialidad de la casa.

No tardan en traémelo y al rato, una chica joven y rubia, viene con mi comida. Veo que a mi hermano se le va la vista y se queda embobado mirándole el culo. No es que sea muy disimulado que digamos, así que le piso por debajo de la mesa.

-¡Ay! - se queja y se retuerce de dolor. Pff, que exagerado.

Espero a que les terminen de traer la comida a los demás y entonces, comenzamos a comer. Pruebo la primera cucharada y, madre mía, esta de vicio. Me alegro de haberme fiado del camarero.

Me acabo mi plato de cocido en un santiamén y al rato, me trae la camarera rubia mi segundo plato: chuleta de ternera con patatas. Nada mas verlo se me hace la boca agua, que buena pinta.

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