El día en que te conocí fue un día normal, ya saben, aburrido e imperfecto.Iba caminando cuando me topé con un chico más grande que yo, de unos 18 años, moreno, con cabello largo, aretes y un skate. Simplemente imperfecto. No sabía quién eras, pero no le tomé importancia y seguí mi camino.
Desperté y salí como cualquier día, y te vi. Estabas trabajando enfrente de mi casa. ¡Ay, no! Qué nervios, porque salí en pijama de unicornios y pantuflas. Sentí que la vida me odiaba y deseé que la tierra me tragara. Entré corriendo.
Luego salí bien empoderada, y nuestras miradas se cruzaron. ¡Ay, no!
Te volví a mirar y tú estabas en tu trabajo, ocupado. Desde ese día, supe que eras el amor de mi vida.