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Selene se alejó unos metros del centro del salón. Desde hacía días había intentando dar con la ubicación de su padre y con la de Eclipso, pero cada vez que lo intentaba algo salía mal, y en este caso había sido una especie de portal a las Tierras Sombrías. El hecho de no conseguir lo que se proponía comenzaba a enfurecerla, pero no podía hacer mucho más, solo podía resignarse y esperar a que en algún momento sus esfuerzos dieran sus frutos, pero aquello era complicado, porque cada vez lo hacía con más rabia y dudaba de que aquello fuera a terminar bien.
Una vez que el portal desapareció, el teléfono de Selene comenzó a sonar, era un mensaje de Cameron diciendola que estaría decorando las calles de Blue Valley para el cuatro de julio. Aunque a la chica no la apetecía nada, se lo había prometido a su primo y, muy en el fondo, mantener aquella tradición les ayudaría, a Cameron a no pensar en su padre y a ella en distraerse y no pensar en todo el caos que podía desatarse.
—Siento llegar tarde.— Sonrió Selene mientras se ponía al lado de su primo.
—Eso es raro en ti.— Comentó Cameron. —Como que quieras ayudarme.— Añadió mientras cada uno cogía una caja.
—Es importante para ti, y tu eres importante para mi, Cam.— Sonrió Selene. —Además, me siento mal por haber hecho que pensaras que ocurría algo.— Añadió la chica mientras los dos se detenían en una calle para empezar a decorarla.
—Eso es lo que es extraño, Selene. El hecho de que estes tan rara. Se que no quieres que insista, pero se que te pasa algo. He vivido contigo toda mi vida y te conozco como a una hermana.— Insistió Camero sabiendo que no podía contener más la frustración que tenía por la situación que estaba teniendo con su prima.
—Cameron, estoy bien. Hemos estado separados solamente unos meses, eso no quiere decir nada.— Insistió Selene esperando poder alejar de la mente de su primo cualquier duda o desconfianza. Aunque Cameron quería creer a su prima, no podía, algo dentro de él le advertía de que a Selene le sucedía algo. Y no un problema que no necesitará ayuda, sino que lo que ella necesitaba era hablar de ello. Pero la conocía, conocía a Selene como para saber que no iba a decir absolutamente nada, siempre había sido reservada en muchos aspectos, sobretodo con sus problemas. Y eso se debía al simple hecho de que no quería que nadie se preocupara o sintiera lastima por ella.
—Esta bien. Bueno, tenía pensado que celebraramos el cuatro de julio como todos los años. Fuegos artificiales, comida...— Empezó a decir Cameron haciendo que Selene sonriera.
—Me gusta la idea. Me gusta que mantengamos las tradiciones.— Sonrió la chica mientras miraba a todas partes incómoda, sintiendo como algo, o mejor dicho, alguien, la estuviera observando.
—Bien.— Sonrió Cameron justamente cuando Selene recibía un mensaje de Yolanda diciéndola que necesitaba hablar, y con urgencia.
—¿Te puedes encargar?— Selene le miró con una expresión de ruego, lo que hizo que Cameron sonriera.
