5. Autocontrol

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La creencia de la reencarnación ha estado presente en la humanidad desde la antigüedad

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La creencia de la reencarnación ha estado presente en la humanidad desde la antigüedad. El alma trasciende en la eternidad tanto así que una persona al morir vuelve a nacer, perdiendo sus recuerdos en el camino, pero el alma es la única que recuerda sus vivencias pasadas. Por esa misma razón es cuando en algunas ocasiones sentimos que ya estuvimos en un lugar cuando en realidad eso nunca pasó. No al menos en esta vida.

Ese era el caso de Erwin Smith, un alfa quien había nacido en una familia donde siempre era perseguida por las desgracias. Su padre se había enfrentado a muerte con otro alfa para defender a su madre ya que intentaron abusar de ella en incontables ocasiones. Lamentablemente, el señor Smith perdió la vida en la última pelea en la que estuvo.

La pobre omega tuvo que huir con sus hijos antes de que el otro alfa los encontrara y los matara ya que la había amenazado de que si no se entregaba a él, buscaría a sus hijos hasta por debajo de las piedras para asesinarlos aún si solamente utilizara sus manos.

Jamás se le olvidaría a Erwin el rostro de su madre lleno de lágrimas por haber perdido a su amado que con el paso de los años esa tristeza siempre permaneció. Los años pasaban y aún veía a través de su mirada el dolor de perder al amor de su vida. Ella siempre mantenía una sonrisa para no preocupar a sus hijos. Pero, cada vez que veía a Erwin le recordaba a la viva imagen de su amado. No podía evitar que las lágrimas recorrieran sus mejillas contra su voluntad siendo así que el alfa siempre abrazaba a su madre consolándola por la muerte de su padre. Él lo extrañaba tanto como ella. Vivir sin ninguna figura paterna le había dado problemas en su juventud.

Siendo el único alfa que quedaba de los Smith, no tuvo de otra que convertirse en la cabeza de su familia teniendo que cuidar tanto a su madre como a su pequeña hermana, cuyo nombre era Adeline. Por esa misma razón, él debía de asegurarse de que a su familia nunca le faltara nada. Así que a temprana edad comenzó a trabajar en la única iglesia que estaba en las montañas donde vivía. Era tanta la devoción de Erwin por refugiarse en su creador que terminó por convertirse en sacerdote cuando llegó a la edad adulta.

Ahora se encontraba en su adultez apreciando los años de vida que había vivido y los que le quedaran. Estaba mirando hacia el horizonte perdiéndose en los tonos anaranjados y violetas del cielo que contemplaba maravillado. La naturaleza misma era una obra de arte para él.

No estaba solo. Su hermana lo acompañaba en ese momento. Estaban hablando de los recuerdos de su infancia antes de que ella se marchara. Ella había contraído matrimonio con un alfa el cual había resultado ser su destinado. Ya no tenía razones para seguir viviendo con su hermano mayor. Se mudaría finalmente con su alfa para formar una familia, ya tenía la bendición de su hermano.

Erwin estaba tranquilo al ver que su hermana se había casado con un buen hombre. Ya no se preocuparía por ella como lo hacía cuando era más joven, aunque en el fondo no quería dejar de hacerlo

—La creación de Dios siempre será un regalo divino para la humanidad ¿No es así, hermana Adeline?

—Tiene razón, padre Erwin —Soltó una leve risa al pronunciar aquello. Era extraño decirle así a su hermano mayor, pero le tenía tanto respeto que no le incomodaba—. Gracias por verme antes de que me vaya...extrañaba a mi hermano.

Oneshots Eruri [#Omegacember] HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora