Oneshots Eruri [#Omegacember] HIATUS

6. Ofrenda

Vivir en un mundo post-apocalíptico donde la existencia de los titanes estaba quitándoles su libertad no era el escenario adecuado para una historia con un final feliz ni mucho menos para un romance, pero lo que sentían ese par estaba más allá del mundo cruel y despiadado que conocían. Algo tan complicado como el amor superaba a las decisiones más difíciles a las que estaban acostumbrados a tomar. Ahora, debían de elegir entre ser egoístas o dejar todo exactamente igual.

Ser de una casta inferior era un problema para Levi Ackerman quien constantemente era criticado por ser un omega. Y no era de esperarse ya que el título del hombre más fuerte de la humanidad las personas no podían asociarlo a un omega. Su gran fuerza física como su capacidad de liderazgo a muchos les hacía creer que era un alfa, pero para su buena o mala suerte esto no era así. Además un oscuro pasado lo acompañaba.

Sobrevivir en un mundo podrido desde que había nacido fue difícil. Su madre había fallecido lamentablemente a causa de una enfermedad que contrajo en aquellos burdeles donde en algunas ocasiones iban los funcionarios de gobierno a abusar de los omegas por diversión. La azabache estaba tan preocupada en cuidar de su hijo que no tuvo otra opción que vender su cuerpo para darle a su pequeño Levi la oportunidad de vivir. Un futuro en el que no estaría a su lado.

Después de haber perdido a su madre, conoció a un alfa que lo instruyó en el combate cuerpo a cuerpo y en saber cómo defenderse. En algún momento llegó a considerarlo una figura paterna pero lastimosamente el mayor lo terminó abandonando a su suerte. Aún así agradecía de alguna manera el que le enseñara a sobrevivir. Levi se vio en la necesidad de madurar a tan corta edad provocando así disturbios, traumas y sentimientos corruptos.

El asco y remordimiento que sentía Levi hacia los alfas había estado presente desde siempre. Por esa misma razón en sus inicios en la ciudad subterránea asesinaba a unos cuantos de ellos a cambio de dinero. Asesinar a esos alfas que tanto odiaba le daba una satisfacción momentánea, incluso en un momento le generó placer ver cómo el brillo en sus ojos se esfumaba gracias a él. No importaba la cantidad de monedas que le dieran con tal de poder usar su afilado cuchillo y destajar de un corte limpio sus gargantas.

Pero así como vivió en el anonimato por un tiempo asesinando a los alfas sin piedad, llegó el día en que los funcionarios del gobierno fueron a por él. Si no hubiera sido por la intervención de la legión de reconocimiento, aquél omega habría sido ejecutado en la horca junto a otros criminales peligrosos, y en el peor de los casos habría sido usado como un juguete sexual para los funcionarios ya que los omegas eran los favoritos para realizar sus actos depravados y crueles. Prefería morir a que vivir en la mugre que con esos asquerosos del gobierno.

Ahora tenía una nueva vida. La legión de reconocimiento se fue convirtiendo en su hogar después de haber perdido a unos cuantos amigos en el camino. Matar titanes era su especialidad así que no tenía razones por las que preocuparse de morir, y si en algún momento sucedía no mostraría arrepentimiento de vivir. Excepto por una sola cosa.

—¿Nos vamos, Levi?

Aquella pregunta hizo que el azabache quien se encontraba bebiendo su té fuera sacado repentinamente de sus pensamientos. Alzó su vista topándose con aquellos orbes azules que habían salvado su vida desde la primera vez que lo conoció. Nunca se hubiera imaginado que de todos los presentes en la corte aquél alfa que lo veía piadoso se pusiera de pie por él. Aquél hombre se había compadecido de Levi sin importarle las razones por las cuales lo juzgaban, ignorando así por completo la historia oscura de aquél omega.