Hasta el fin del mundo

CAPÍTULO 06: Hoy es un día para hacer cosas raras.

Título:HASTA EL FIN DEL MUNDO.

Autora:Enide-Kant

Parejas: Severus/Harry y otras

Clasificación: M

Disclaimer: Todos los personajes y sus derechos son de J.K Rowling, sólo los utilizo por mero disfrute personal y el de los lectores.

Advertencia: Slash, o sea que hay relaciones entre dos hombres (Snarry).

CAPÍTULO 06: Hoy es un día para hacer cosas raras.

Las semanas pasaron sin que se diesen cuenta, y el cumpleaños de Harry llegó.

Hoy sería un mago adulto, lo que significaba que el detector se desactivaría  y podría usar magia y desaparecerse sin miedo. Aunque tal vez al estar perseguido por el ministerio si usaba magia con su propia varita era posible que lo detectasen de todas formas…

La compañía de Snape las últimas semanas había sido reconfortante; increíblemente se las habían ingeniado lo suficientemente bien y ningún accidente más había ocurrido entre ellos. 

Habían seguido entrenándose y Harry podía decir que se sentía más confiado consigo mismo que antes.

Al día siguiente era la boda de Bill y Fleaur y tendrían que abandonar la protección de la cabaña. Volvería a ver a sus amigos y a los que consideraba como su familia, volvería a ver a Ginny. Por alguna razón esa parte no lograba hacerlo sentir bien. Era su novia pero no tenía ganas de pasar tiempo con ella, ni quería que ella perdiese más su tiempo esperándolo cuando no podía darle lo que pedía. Lo que ella merecía.

"No seas idiota Potter, cuando la vuelvas a ver el corazón se te acelerará como al principio" 

"¿Por qué me dirijo a mí mismo como Potter? Ya pienso como Snape"  Se recriminó a sí mismo.

Hablando del hombre… este había salido solo al pueblo a comprar algunas cosas para hacer más poción multijugos para la boda. Ambos se tendrían que disfrazar por razones obvias.  Eran fugitivos.

Se sentía un poco triste por tener que pasar su cumpleaños con Snape, se suponía que la mayoría de edad era un gran evento a celebrar para un mago... Seguro que el hombre ni siquiera lo sabía. No que le importase que le felicitase ni nada, simplemente quería celebrarlo con sus amigos y en cambio se tendría que contentar con el sarcástico profesor.

Era ya casi el atardecer cuando Snape apareció de nuevo en la cabaña cargando con los paquetes de las compras.

-          Vaya, sí que ha comprado cosas señor. Pensaba que sólo iba a ir a por ingredientes de pociones. – Comentó Harry ayudándole con las bolsas de papel que el hombre se iba sacando de los bolsillos en versión reducida.

-          Creí entender que no quería usted una de mis túnicas de gala porque eran… ¿cómo lo dijo? ¡ah sí!... de funeral, y no voy a permitir que la transfigure a ningún color, así que me he tomado la libertad de comprarle una. Creo que la talla estará bien.

Le entregó un par de cajas a Harry y las devolvió a su tamaño real. Una de las cajas era grande y cuadrada, aunque no muy alta, era blanca y el lazo que la adornaba era rojo con un estampado de hiedras doradas. El chico tomó la caja sorprendido.

-          Son mis regalos de cumpleaños para usted, Potter. Felicidades. – Snape lo miró intensamente, como esperando que lo rechazase o algo.