CAPÍTULO 2

899 149 6
                                    

A la semana siguiente, Jisung apareció, puntual como siempre.

- Buenos días, profesor Seo - saludó

- Enviaste a un estudiante de medicina como tu remplazo — fue lo primero que dijo, Han se quedó quieto en la entrada.

Dime una razón por la que debería dejarte entrar a mi oficina — lo miró con una ceja levantada. Su asistente de clases no se atrevió a mover un músculo.

Después lo vio toser discretamente
- ¿Le molestó? — dijo entre sorprendido y asustado — Félix dijo que no habían tenido ningún problema...

No respondió, en vez de eso, Changbin sacó de su maletín algunos papeles que le tocaba revisar, y con su otra mano, acomodo sus lentes. Hizo un pequeño gesto para indicarle a Jisung que le permitía el paso, y su ayudante se apresuró a entrar aun luciendo demasiado inquieto para su gusto. Changbin ya había dado el tema por cerrado apenas puso sus ojos en el ensayo de alguno de sus estúpidos y poco iluminados alumnos, Han por su parte, pensó lo contrario.

- Pe-pensé que se habían llevado bien... Félix incluso me pidió su correo electrónico, dijo que quería comentarle un detalle... — Agregó nervioso.

Changbin dejó de mirar los papeles sobre la mesa

- ¿Y se lo diste?

-¿Su correo?

Maldición, Han. Changbin asintió.

- S-si... Si se lo di — su ayudante ahora parecía más nervioso que antes — ¿No debí hacerlo?

Changbin chasqueó la lengua

- Vete y tráeme un café por favor...

No iba a admitirlo, pero una vez Han se marchó Changbin entró a su correo para revisar la carpeta de mensajes recibidos. La mayoría eran correos ya leídos de colegas de la universidad o mensajes de valientes estudiantes que se atrevían a consultarlo por algo que Seo nunca llegaba a leer, y no era su culpa de hecho él lo advertía a principio de clases, cualquier duda respecto a las clases el mismo las respondía en su oficina. No tenía tiempo de leer mensajes de sus acartonados alumnos. Los únicos mensajes que merecían su atención eran los de los clientes quienes pagaban su tarifa, pero ni en la carpeta de mensajes recibidos, o en la de Spam, aparecía algún mensaje que diera una remota pista de provenir de Félix y si Changbin de repente sintió decepción, prefirió no pensar en aquello.

Jisung regresó con un café.

Era un maldito Latte con cinco kilos de azúcar.

Dos semanas más tarde (y no es como si Changbin lo estuviera esperando) recibió un correo que por el puro asunto, ya sabía que era Félix.

Asunto: Guantes de cuero negro.
De:
Para: SChangBin@law.harvard.edu

Profesor Seo, soy Lee Félix (Ese que hace unas semanas atrás le llevó un café)

Tengo una pregunta ¿de casualidad tiene el link de algún reportaje o investigación sobre la eficacia de los Guantes de cuero para evitar el Primer Contacto? Estoy bastante interesado en el tema y me gustaría saber si hay algo que respalde su decisión.

P.D.: Por cierto ¿Le interesaría salir a tomar un café? Podríamos conversar sobre la inexistencia de dichos estudios. Creo que sería un tema de conversación interesante.

Atte. Lee Félix

Changbin sonrió. Acababa de llegar de su habitual salida a trotar nocturna y la verdad es que no lo había hecho a propósito, pero después de releer el mensaje por segunda vez, contestó inmediatamente. Algo que no hacía con cualquier persona, en especial con alguien de quien no sabía más que su nombre y su completa falta de propiedad para tratar con él.

Asunto: Guantes de cuero negro.
De: SChangBin@law.harvard.edu
Para: LeeFelix@gmail.com

(no)

Sonrió de nuevo, y completamente satisfecho por su respuesta se fue a dar una ducha. No esperaba que al salir Félix ya hubiera respondido. Para ese punto no sabía si el crio era valiente o increíblemente estúpido

Asunto: Guantes de cuero negro.
De: LeeFelix@gmail.com
Para: SChangBin@law.harvard.edu

Vaya, ¿en serio? Pensé que mi encanto natural había sido suficiente para convencerlo.

Debí haber escogido una línea mejor. ¿Qué tal ésta?:

¿Le gustaría salir a comer? Podríamos hablar acerca de nuestras películas favoritas, de cómo el congreso puede arreglar la Doctrina Erie, de la gente que cree que los guantes de cuero repelen el Primer contacto, o de paso, de los adultos que creen en Santa.. No lo sé. Usted elija el tema.

Changbin no iba a admitir que se rio (ni mucho menos dejarlo expreso en aquel intercambio escrito) pero lo hizo, y no podía dejar de sentirse extrañamente fascinado por la manera en que Félix podía mantener una conversación tan ridícula bajo comentarios completamente impredecibles. Era refrescante.

Asunto: Guantes de cuero negro.
De: SChangBin@law.harvard.edu
Para: LeeFelix@gmail.com

¿Sabes que puedo cobrarte por malgastar mi tiempo, cierto? Y creo haber mencionado que mi tarifa corre por sobre los $1000 dólares. Eso también incluye intercambios por correo.

Asunto: Guantes de cuero negro
De: LeeFelix@gmail.com
Para: SChangBin@law.harvard.edu

¿Es esa su manera sutil de decir que quiere que nuestra cita sea en un restaurante elegante? Por qué la verdad a mí se me dan mejor las hamburguesas, papas fritas o pizzas baratas.

Asunto: Guantes de cuero negro.
De: SChangBin@law.harvard.edu
Para: LeeFelix@gmail.com

No sé por qué eso no me extraña para nada.

Félix no respondió. Ni ese día ni al día siguiente.

Changbin estaba sorprendido. Aquel crío rubio era la primera persona que le había hecho malgastar su tiempo de manera tan deliberada desde que su madre había dejado de darle esos sermones de vida que tanto había maldecido alguna vez.

Aún no estaba seguro si disfrutaba aquello, o lo detestaba completamente.

Black Leather - ChangLix - Donde viven las historias. Descúbrelo ahora