Dónde Taehyung entra como guardaespaldas infiltrado en una de las familias más importantes de Corea; los Jeon. Después del atentado al padre de los mismos su misión es descubrir todos los trapos sucios que esconde y con el tiempo; descubrir todos lo...
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Habíamos ido de regreso a eso del medio día, Jungkook caminaba mucho y creí que no tendría un descanso hasta que paramos en el parque de la ciudad, habían muchas personas así que nos colocamos mascarillas para no ser reconocidos, el no me habló, tampoco espere alguna palabra.
Simplemente me molesta a el hecho de ser como su perro, así me hizo sentir cuando no permitió que tomará asiento a su lado, dijo que debía estar de pie porque era mi trabajo.
Aja, el mismo que entró a mi habitación sin permiso y dijo que las formalidades no eran necesarias.
Es tu jefe, Taehyung.
Mire mi reloj, el sol pegaba fuerte así que decidí hablar.
— Es hora de volver. — demande, y claro que no hizo caso cruzando sus brazos.
— No me quiero ir aún. — no, berrinches no. Mi trabajo era de infiltrado en esa casa, no de niñero de un niño que se molesta por cualquier cosa sin sentido. Debía demostrarle que aquí era yo quien mandaba, yo era el mayor y si mantenerlo protegido significa forzarlo, lo haría. Simplemente no tenía la paciencia ni el tiempo.
— Jeon Jungkook, acabo de decir que es hora de volver. —
— Tu no me mandas, así que si quieres irte ve. — empezó a caminar a algún lado, estaba pensando seriamente en meterlo en la cajuela del auto.
Dios, empezaba a alejarse. Camine tras el, no me importaba si lo avergonzaba frente a todos.
— Jeon Jungkook. — tomé su hombro de manera suave y mi mano bajo hasta la de él, llevándolo conmigo a la fuerza.
— ¡Déjame! — grito tratando de safarse, pero mi agarre era firme y no lo solitaria. Nunca lo haría.
— Di una orden, y nos iremos. — lo jale, literalmente lo jale y no se de donde saque tanta fuerza de mi, simplemente actúe.
— ¡Tonto, maldito, imbecil!
Gritos y quejas, pero nada me importo si lograba llevarlo al auto. Cosa bastante fácil a juzgar por su estatura y peso. Era un chiquillo.
— No llores y ponte el cinturón. — tomé su diminuta cintura y lo apegue al sofá, así haciendo fuerza para mantenerlo quieto y pasar el cinto por su cuerpo. Me estaba matando con la dura mirada que me daba.
— Kim Taehyung, estás en graves problemas. —
— Puedes amenazarme, pero nos iremos ya.
El escándalo que hizimos fue mucho, tanto que llamamos la atención de las personas a nuestro alrededor, gran error.
Encendí el auto y nos fuimos, pronto empezó a desaparecer la ciudad y os adentramos a un camino donde habían árboles y casas bastantes escondidas, como la mansión Jeon. Miraba siempre por el espejo y la imagen de Jungkook con puchero se quedó grabada. Miraba su reloj cada dos segundos, y yo lo miraba cada que tenía oportunidad, en un instante ambos conectamos las miradas y algo incómodos volvimos nuestra vista a otros lados. No sabía y tampoco quería entender el porqué me sentía con la necesidad de saber que esta bien, velar por su seguridad para algo más allá del dichoso trabajo.