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Omnisciente

Era sábado por la tarde, eso significaba que hoy Soobin no iba a la escuela.

Era algo que; como todo niño, anhelaba.

Los niños en la primaria eran malos con él.

Le decían que era una niña, que no debía llevar ropa rosa, que le tenía que gustar el color azul.

El pequeño de solo 9 años no entendía lo que sus compañeros le decían. Lo confundían mucho.

¿Como eso era posible?, si su madre le había dicho que los colores eran para niños y niñas , que él podía elegir el color que más le gusta, que es el rosa pastel.

¿Acaso su madre le estaba mintiendo?

No, imposible, su madre lo ama mucho y jamás le mentiría así.

Pero era sábado y no tenía que soportar ninguno de esos estúpidos comentarios.

Lo que más que gustaba de los sábados era ayudar a su madre en la pastelería.

Amaba la pastelería, era hermosa, se destacaba en tonos pasteles pero más en el rosa. Las sillas, muebles, paredes y pasteles eran de un tono rosa pastel.

Y demonios, adoraba completamente el local de su madre.

El aroma siempre era tan hogareño y su madre siempre trataba de mantener limpio el local.

Luego de terminar unas tareas pendientes caminó hacia la tienda, que se encontraba muy cerca de su casa.

Se sentía feliz, traía su suéter rosa favorito, tenía muchos pero hoy llevaba el que más le gustaba. Sus jeans tambien de un tono celeste pastel.

Entró a la tienda y sonrió al escuchar el tintineo que hizo la campana en la puerta, ese sonido le trasmitió algo cálido junto al dulce olor del local.

— Mmm, fresas — dijo.

Su madre levantó rápidamente la mirada al escuchar la voz de su hijo.

Su único hijo.

Dando brinquitos se acercó a su madre, feliz.

— ¿Qué pasa Soobinnie?

— Hoy estoy feliz mami — dijo sonriente y caminó hacia el colgador para tomar su delantal.

Porque era SU delantal, nadie más podía usarlo, solo él.

Su madre así lo tenía ordenado, era el delantal de su pequeño.

— Ya veo — dijo la mujer divertida y tomó una goma para el cabello y sujetó el cabello de Soobin que ya estaba algo largo. — Bien, ¿me ayudarías con la mezcla?

— Claro que si.

La parte preferida de Soobin era cuando debía decorar los cupcakes, su especialidad no eran los pasteles pero los cupcakes sin duda. Siempre era original y colorido, al igual que él y era algo que su madre amaba tanto.

Hoy el local no estaba tan lleno, ya era algo tarde y solían ir a desayunar u hacer algún pedido.

Los cupcakes al fin estaban listos y Soobin estaba feliz con su trabajo.

El pequeño se sacó el delantal y lo colgó nuevamente en su lugar.

— Ten Soobin, puedes comer uno — Dijo la mujer entregándole un cupcake.

— ¿Segura mamá?

— Por supuesto que sí hijo, te esforzaste mucho, tómalo como un premio.

Soft Pink⁎yeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora