[8]

233 36 9
                                    


Soobin palideció, el hombre más alto notó sus pupilas dilatarse y sus labios entreabrirse como si balbuceara pero el pelirosa no decía nada, incluso sus manos se movieron nerviosamente sobre el mostrador

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Soobin palideció, el hombre más alto notó sus pupilas dilatarse y sus labios entreabrirse como si balbuceara pero el pelirosa no decía nada, incluso sus manos se movieron nerviosamente sobre el mostrador.

— ¿Disculpe? — Fue lo único que logró decir y se maldijo internamente los últimos siete segundos por ello.

El cliente arqueó una ceja y sus ojos se fijaron en el pecho del otro.

Los ojos nerviosos del pelirosa bajaron junto a su cabeza para ver donde el hombre señalaba con los ojos.

El pin con su nombre.

Soobin alzó rápidamente su cabeza hacia el cliente.

— Oh si, lo lamento. ¿Hay algo en lo que pueda servirle?

— No en realidad, mi prometida quiso encargarse al 100% de esto, además que elegir pasteles no es algo que me emocione.

El pelirosa asintió y vagó su mirada por el local, como si no lo conociera.

Realmente no quería hacer contacto visual con el hombre.

— Este lugar siempre se sintió como casa. — Comentó de pronto el pelinegro alto — Me alegra que mantengas ese ambiente.

Soobin levantó lentamente la mirada observando al hombre que inhaló el dulce aroma del local.

— ¿Lo extrañaste? — Indagó el pelirosa.

El hombre que había fijado su mirada en las ventanas y decoraciones, volteó hacia Soobin, sin ninguna sonrisa, aún así su rostro no era del todo serio.

— Lo extrañé mucho. — Dijo.

Soobin asintió y bajó la mirada nuevamente, no tuvo el valor de preguntar "¿Me extrañaste?" Con el paso de los años esa confianza se había esfumado y Soobin ya no era un niño tan curioso que preguntaba todo y por todo sin vergüenza alguna.

— Me alegra.

De pronto la mujer se acercó.

— Amor, mi madre me llama por el tema de las decoraciones, luego discutimos esto ¿bien? — Dijo ella — Vamos al auto.

Yeonjun sacó las llaves y se las entregó a la mujer.

— Puedes irte, el viaje me hizo mal así que me quedaré un rato. — Dijo.

— Está bien. — Yeji tomó las llaves y salió.

— ¿Te sientes bien? ¿Necesitas algo? — Preguntó el pelirosa.

Yeonjun observó el rostro preocupado del mayor y negó.

— ¿Podemos hablar? — Yeonjun sonrió cuando Soobin palideció nuevamente — Si no quieres...¿

— ¡No! — Soobin se calló cuando sintió que había sonado algo ansioso — Si quiero, puedo hacerte un milkshake mientras.

— Me encantaría.

Soft Pink⁎yeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora