Al día siguiente en clases estabas pensando sobre lo qué pasó la noche anterior. Después de la declaración te dejó en tu casa y se fue. Sentías un poco de enojo contigo misma por no haberle dicho y estabas decidida a hacerlo hoy. Estabas decidida a contarle tus sentimientos y hacerlos realidad.
— Buenos días, Luna~ —dijo el responsable de tus pensamientos a tu lado. Se sentó en su pupitre como si nada hubiera pasado y sacó sus cosas con rapidez. Te hubiera gustado declararte ahí mismo pero la clase ya iba a comenzar. Tendrías que esperar al receso.
— Hinata? —sonreíste intentando acercarte para hablar con el chico en el receso. Tus manos sudorosas de susto y nervios. El chico te miró con una sonrisa y te tomó la mano.
— Se para dónde vas, que tal si hablamos mientras pruebas un bollo de carne que te hizo mi mamá? —dijo mostrando su mochila donde estaban ambos bollos. Entonces recordaste cuando se conocieron. Cuando él te preguntó por tu comida. Acaso el lo recordaba también.
— Hai.. —te tomó la mano llevándote a la banca donde comieron aquella vez. Te sentaste con cuidado y aceptaste su comida, sacando lo que trajiste de la tienda. Sabía delicioso, era dulce y perfecto para ti. Casi olvidaste lo que querías decir.
— Y bueno... que ibas a decirme? —preguntó con suavidad. Era el momento. Tus nervios regresaron y sentiste el mundo darte vueltas. Era el momento. No tenías porque asustarte, ya conocías la respuesta, pero y si era una broma? Y si Hinata era malo? No... él jamás... verdad?
— Tsuki dayo... —dijiste sin respirar, mirando al piso perdida. Tus manos se juntaron entre si intentando ocultarte tras el bollo de carne. Tus manos suaves y pequeñas que Hinata amaba tomar. Todo de ti le resultaba hermoso. No tierno, vale un poco, pero era en si belleza pura. Tras tus ojos misteriosos, esas mejillas sonrojadas y ese cabello oscuro como carbón. Amaba cada detalle.
—Boku ni Tsukki desu... (Eres mi luna) —la garganta se te cerró y miraste hacía arriba, hacía él. Esos ojos preciosos que tanto de admiraban, esa sonrisa dulce que iluminaba tus días y esa carita en la que estabas segura. Eras feliz en ese momento, eras feliz en esa vida y eras feliz con él a tu lado.
— Boku no hi desu (Eres mi sol)