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Andrea Pov

Después de pensarlo mucho decidí que tendría que poner punto final a una historia la cual nunca pudo concluir. Salí en busca de la mujer que por mucho tiempo sentí  era el amor de mi vida, que después de ella no habría nadie que pudiera ocupar ese lugar, hasta que por casualidad conocí a la pelirroja, una mujer sensible, hermosa, la cual se ganó mi corazón aunque no quería aceptarlo, porque siempre pensé que era Alejandra la mujer que amaba.

Cuando estuve en la calle pude distinguir el auto de Daniela pero eso no me sorprendió, lo realmente sorprendente y a la vez triste fue ver a Marcela besándola, lo sabía, yo no era la mujer ideal para la pelirroja todas esas ideas solo estaban en mi cabeza, pero no iba a ser tan estúpida nuevamente e iba a quererme un poco más. Marcela quería a Daniela y debía respetarlo, ella merecía ser feliz. Procuré pasar sin ser vista, no quería conducir, en la otra esquina tomé un taxi hacia mi destino.

Sentía un dolor en el pecho, un vacío, era un sentimiento que ya había vivido, sin embargo no podía apaciguarlo, mis lágrimas querían brotar pero no lo haría esta vez, no aún.
Cuando estuve en el lugar, entré y me dirigí al ascensor, sabía en que departamento se quedaba y esperaba que estuviera ahí. Antes de tocar el timbre, cerré mis ojos:

¿Estaré haciendo lo correcto? Alejandra aun no me perdona por las mentiras que le dije. ¿Me querrá escuchar?

Dejé esos pensamientos y toqué el timbre esperando una respuesta, pasaron unos segundos cuando escuché su voz, sí estaba.

Me identifiqué y abrió la puerta.

—Hola— es lo único que mencioné.

—Andrea, ¿qué haces aquí?—saludó cruzando sus brazos. No era buena señal.

—Quería disculparme por todo lo que hice—confesé— ¿Puedo pasar?.— pedí.

Hizo un movimiento con la cabeza y me permitió entrar.
Ya dentro tomé asiento, si esperaba a que ella me lo permitiera no lo hacía nunca.

—Sé que ocultarte sobre Daniela estuvo mal, pero yo quería protegerte—exclamé.

—¿De qué? No entiendo, al contrario que tú, yo sí superé el pasado, saber sobre Daniela no me afectaría, pero que tú me mintieras no lo esperaba—eso había dolido.

—Perdoname, también fueron celos de que si sabías de ella quisieras volver a verla— la vi dar vueltas, estaba ofuscada y con justa razón.

—¿Verla? Tú crees que después de lo vivido a mi me quedarían ganas de estar con ella, después que conocí a la mujer de mi vida, que me enseñó a amar de manera sana.
No sabes nada de mí, Andrea definitivamente, de la mujer que conociste en el pasado no queda nada, yo cambié para bien.

Sus palabras me dolieron pero tenía razón, yo seguía empecinada en recordar a esa mujer del pasado, vivía del recuerdo, de aquello que vivimos.

—Me tomó tiempo entenderlo y me costó hacerlo hasta ahora. Alejandra, tienes razón, yo ya no te conozco, estaba cegada por ti,  me negué a ver en la mujer que te convertiste, por tratar de mantener ese amor del pasado, por creer que siempre fuiste tú.

Suspire y no pude evitar llorar, era demasiado tarde, me di cuenta que me había enamorado de alguien más, cuando ya la había perdido por mi estupidez.

Alejandra se arrodilló frente a mí.

—Estas enamorada de Marcela, ¿no es así?—tenía un nudo en la garganta, simplemente asentí.

—Esas miradas entre ustedes no podían ser otra cosa más que amor, pero estaban empecinadas a negarlo.

—Te equívocas en algo, Marcela está enamorada de Daniela, hoy las vi besándose—murmuré.

—¿Qué? Es imposible, ella te quiere a ti, yo he visto como te mira—sentenció.

—Si lo estuvo, se cansó de esperarme—suspire— y siento que es lo mejor, no tengo nada que ofrecerle ahora, debo sanarme primero.

Tomó mis manos entre las suyas.

—Si sientes que no estás bien, deberías buscar ayuda profesional, yo lo hice en mi momento, y creeme que eso no te hace ver como una loca, es una manera de quererte. Andrea, eres una mujer increíble, me dolió que me mintieras pero no quiero perder tu amistad, eres importante para mí ya te lo había dicho.

Se acercó a mí, y me envolvió en un fuerte abrazo, se sintió reconfortante, como no pude notarlo antes, con Marcela sentía una corriente por todo mi cuerpo, me había enamorado de ella.

—Buscaré ayuda—declaré —Es hora de estar en paz conmigo mismo.

—Me alegra que hayas tomado la decisión, yo te puedo recomendar a un especialista.

—No, me iré del país. Debo poner tierra de por medio, si quiero que esto funcione.

—Por qué eres tan radical, Andrea. ¿Dejarás a Marcela?

—No puedo dejar algo que nunca ha comenzado. Ella tiene a Daniela que la cuide, por ahora necesito cuidarme a mí. Gracias por todo, Alejandra, si no hubieras aparecido en mi pasado no sé como sería mi vida ahora.

Me levanté, y salí por esa puerta dejando a la mujer que alguna vez pensé que nunca olvidaría, que siempre sería ella.
Era momento de llegar a mi casa y hacer mi maleta, si me iría lo haría en este momento, para no arrepentirme después.

Cuando estuve en aquel departamento recordé todos los momentos que había vivido con Marcela, las veces que pude haber aprovechado con ella y no lo hice. Tomé unas cuantas cosas, antes de irme le dejaría una pequeña nota.

Marcela

Te parecerá raro que te deje este pequeño papel en vez de un mensaje por celular o una llamada, pero si lo hacia tal vez no hubiera tenido la valentía de despedirme.
Hoy entendí que necesito ayuda, que no estoy bien, que terminé enamorada de una mujer maravillosa y por mis inseguridades y ceguera la perdí. Espero que tú puedas ser feliz, yo trataré de mejorar y quizás alguna vez nos volvamos a encontrar.
Siento que pudiste haber sido el amor de mi vida pero no en esta vida.

Cuidate.

Doblé aquel papel, y lo dejé en el buró de su habitación.
Había hablado con mi secretario para que reservara un vuelo, ahora solo debía ir al aeropuerto.

He vuelto, criaturitas. Después de relajarme unos días, volví a casa y a wattpad.

¿Creen que está haciendo lo correcto?

Marcela debería darse un oportunidad con Daniela 👀

Espero sus votos, comentarios si creen que los merezco.

Este capítulo va dedicado para mi compañera de viaje virtual, que me acompañó en todo momento.
Para mi parcera que está dandola toda en la U ¡tú puedes!
Y todas la criaturitas que me dieron buenas vibras.

Hasta pronto

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora