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No podía explicar a ciencia cierta lo que ocurría con aquella pelirroja, a veces no dejaba de pensar en sus ojos y después de escuchar su historia sobre su ex prometida tengo unas ganas terribles de protegerla, de hacerla sentir mejor; pero por otro lado está Alejandra, la mujer de mis sueños, la mujer que quiero en mi vida aunque ella se empeñe en rechazarme.

-Andrea, hey, baja de esa nube llamada Marcela-escuche hablar a Camila.

-No estaba pensando en ella ni en nadie. Simplemente perdí la noción de la realidad-me justifique.

-Sí, claro. Y yo soy hetero-bromeo.

-Olvídalo. ¿Qué te gustaría hacer?-trate cambiar de tema.

-Pues me gustaría ir a la cafetería de Marcela.

-¿Qué? Eso no, de ninguna manera-por hoy no quería volver a verla.

-¿Por qué? Tengo ganas de café.

-Ya no es hora de tomar café-intente disuadir.

-No hay hora para tomarlo. Vamos o acaso... ¿huyes de la pelirroja sexy?

-Jamás, no tengo motivos para huir de alguien.

-Eso necesitaba escuchar, entonces vamos-Agarró mi mano y me saco casi a rastras de mi oficina.

Informé a mi asistente que saldría por unas horas, pero si había novedades no dudara en comunicarse conmigo, él simplemente asintió, diablos creo que lo tengo traumado.

-Pobre tipo, siento que en cualquier momento se hará sobre sus pantalones cuando lo mirada- golpeó mi brazo- intenta ser más sutil con tus empleados.

-No puedo serlo, si no hacen bien su trabajo no esperen que reciban de mí flores.

-Que duro corazón aparentas tener, pero yo conozco tu interior...literal-mordió sus labios.

-Estúpida, no me sigas regañando y vamos.

-Solo bromeaba, ya pasó el tiempo en que conocí tu exquisito interior.

Dejamos de hablar sin sentidos y caminamos hasta el local. Rogaba para que Marcela ya no se encontrara en aquel lugar. Sería un desastre que Camila la viera, con lo imprudente que es.

Entramos y rápidamente eche una mirada al interior del sitio, suspire aliviada cuando no la vi por ninguna parte.

-No veo a tu chica- susurro.

-No tengo chica. Mejor haz el pedido.

-Cálmate, que no haré nada indebido.

La vi acercarse hasta la barra y caminé hacia ella.

-Hola, preciosa. ¿Qué café me recomiendas? que sea así de exquisito como el de tus ojos-coqueteó.

No podía creerlo, trataba de ligar con la mesera.
Los colores se le subieron a las mejillas de la jovencita, y no era para menos, Camila era muy atractiva, su cabello ondulado azabache y sus labios carnosos carmesí provocaban a cualquiera.

-Eh. Eh. Café macchiato, es la especialidad de la casa-logró pronunciar Jennifer, ese era el nombre que tenía colocado en su pin.

-Perfecto, dame dos, por favor. Y ¿para comer? que no seas tú-sonrió descaradamente.

-Donas, su amiga puede dar referencia de que son exquisitas-le di la razón a la mesera.

-Donas serán, nos llevas los pedidos a la mesa del fondo, por favor.

Y así fuimos hasta la mesa que había indicado.

-No cambias, pobre chica, la pusiste muy nerviosa-acuse.

-Es mi naturaleza, no puedo dejar de admirar a las mujeres bellas y no puedes negar que esa morena está hermosa.

-Igual, no está bien ir acosando a las chicas de esa manera.

-Que amargada eres enserio, no le dije nada malo, solo fueron cumplidos.

-Que nunca te pidió. Seguro debe sentirse mal por...

-Aquí está lo que ordenó, disculpen.

Jennifer había llegado con los perdidos, colocó los cafés en cada lado y me percaté que al café de Camila le había colocado un corazón hecho con espuma de leche, mientras que el mío tenía una flor. Lo que terminó de sorprenderme fue que en la servilleta que le entregó tenía su número.

La vi retirarse, y yo fije mi mirada en mi amiga.

-Ves, creo que acosada no se sintió. Ya tengo su número y un par extra de donas.

-Eres increíble- fue lo único que atiné a decir.

-Lo sé. Hoy tendré una noche interesante-bebió un poco de café, mientras guiñaba un ojo a la mesera.

-Por cuánto tiempo piensas quedarte -inicie conversación, porque de seguir así, estoy segura que consumaran su coqueteo en el baño del establecimiento.

-¿Me estas botando? cuando apenas llego –recriminó.

-Sabes que no, es curiosidad-respondí.

-Pienso pasar una buena temporada por aquí, no te dejaré sola, me tendrás contigo much...

Calló en un momento y no entendí que había pasado.
Vi a una mujer con la mesera, preguntaba algo insistentemente pero Jennifer solo negaba.

-Joder, lo que faltaba encontrarme en este sitio-regrese la miraba cuando escuché hablar a Camila.

-¿La conoces?-interrogue.

-Es una tipa con la que salí hace dos años, admito que comencé a sentir cosas por ella, hasta que decidió dejarme, con la excusa que no estaba preparada para una relación. Ya sentí amargo el café por su culpa.

Volví la mirada a la fulana esa, su estatura imponía, y su figura demostraba que era una mujer que entrenaba bastante. Qué buscara con tanta insistencia.
De un momento a otro se abrió la puerta de la cafetería y entró la pelirroja, su expresión denotaba que estaba enojada. La vi acercarse a esa tipa y no entendía nada.

-La pelirroja se ha puesto más buena que antes-habló, pero no preste atención, quería saber que estaba pasando.

De pronto vi como esa mujer tomo del brazo a Marcela, mientras ella trataba de soltarse y no pude evitar levantarme de mi asiento e ir hacia ellas.

-Suéltame que me lastimas-pidió contrariada.

-No, hasta que aceptes hablar conmigo-gruño aquella tipa.

-Te ha dicho que la sueltes-hable poniéndome al frente de ella, y logrando que soltara su brazo.

-Quién mierda eres tú para meterte en lo que no te llaman, imbécil.

-No voy a permitir que la lastimes. Así no se trata a una dama-ataque.

-No me has respondido la pregunta, ¿quién eres tú?-volvió a hablar con un tono más alto.

-Yo, yo soy...

-Es su novia-afirmó Camila, y mis ojos casi se salen de sus orbitas.

¡¿Qué mierda hacía?!

He vuelto, criaturitas, perdón por desaparecer tanto tiempo.

Espero les guste el capítulo.

¿Quién será la nueva?

Gracias por no dejarme 🙃

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora