Casa.

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Título original: Tres meses.

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Las noches sin ella eran frías, sin importar cuánto calor hiciera o si encendía la calefacción, el espacio libre en la cama de su hotel seguía siendo helado. No importaba cuantas almohadas abrazara por las noches tratando de aparentar que eran ella, simplemente no se comparaban con su prometida. La realidad era que la extrañaba, odiaba estar tan lejos de ella, odiaba todas las veces en las cuales su trabajo le obligaba a abandonar su país y a su amada aunque fuera una cantidad mínima de tiempo.

Oh, como odiaba estar lejos de casa.

Se la pasaba de mal humor todas las mañanas por el simple hecho de encontrarse con que estaba en ese maldito hotel con Calderón y no en el apartamento de su prometida como de costumbre. En cuanto el negocio que ambos estaban cerrando se concretó Armando fue lo más rápido que pudo al aeropuerto y compró un boleto al primer vuelo a Bogotá que vio a pesar de las objeciones de su amigo.

"Quédese un rato hermano, Marcela no va a desaparecer, seguirá en Bogotá. Pasémosla bien aunque sea un día más." Dijo Calderón.

Armando ni siquiera lo consideró, luego de ignorar por completo a su compañero alistó sus maletas, ahora se encontraba observando las oscuras y poco visibles nubes desde la comodidad del asiento del avión en el que viajaba, iba de regreso a casa luego de tres largos meses de ausencia, luego de tres largos meses sin ver a su amada Marcela. No paraba de preguntarse como estaría ella, aunque faltaban poco menos de quince minutos para reencontrarse con ella, para él, aquellos minutos resultaban tan eternos como los meses que había estado lejos de casa. Armando se sentía cierta emoción le invadía al pensar en los hermosos ojos color verde de su amada que siempre estaban presentes en su memoria, no podía esperar para poder verlos en persona nuevamente, para escuchar su voz calmada y probar sus labios. La extrañaba más que a cualquier otra persona en el mundo.

El pelinegro fue sacado abruptamente de sus pensamientos al escuchar a la azafata pedir que abrocharan sus cinturones, hizo lo que le fue ordenado y volvió a concentrarse en su prometida. Una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo, "¿ella estará esperándome?" Se preguntaba Mendoza mientras se preparaba para el fuerte aterrizaje. Al salir de su avión observo hacia todos lados, pero ella no estaba allí, algo que le desanimó en un principio.

–Por dios, Armando. Claro que no iba a venir, son las tres de la mañana.– susurró para sí mismo, a pesar de que estaba seguro de que ella no iría se quedó un momento más para ver si alcanzaba a notarla pero fue en vano, no había rastro de ella. Decepcionado, Mendoza fue a recoger su maleta cuando su teléfono comenzó a emitir el sonido característico de su tono de llamada.

–¿Aló?–

–Hola, mi amor.– Respondió dulcemente una mujer detrás del teléfono, una sonrisa se deslizó por los labios de Armando al escucharla, reconocía ese tono de voz a la perfección, era ella, su Marcela.

–¡Marce! Creí que no estarías despierta a esta hora...–

–No podía quedarme quieta al saber que volverías, no conseguí dormir así que decidí venir a recogerte al aeropuerto.–

–¿Venir? ¿Estás aquí?–

–No pero estoy por llegar, estaré allí en unos diez minutos. ¿En qué parte del aeropuerto te veo?–

–En salidas internacionales, de hecho estoy aquí en este momento.–

–Está bien, entonces llego en un rato.–

–Bueno mi vida yo te espero.–

–Nos vemos.–

Armando fue por su maleta y regresó al lugar donde había acordado reunirse con Marcela, al cabo de unos minutos vislumbró su silueta entre el mar de gente que estaba en el aeropuerto. Inmediatamente corrió hacia ella, en cuanto estuvieron cara a cara Armando dejó su maleta y rápidamente se vieron envueltos en un dulce y cálido abrazo al cual se aferraron con todas sus fuerzas como si hubiesen pasado toda una vida sin verse. Armando recargó su rostro en el hombro izquierdo de su prometida y cerró los ojos.

–Te extrañé tanto mi vida.– Susurró Marcela a la vez que pasaba una de sus manos en el corto cabello de su amado.

–Yo también te extrañé mucho, no sabes cuánta falta me hiciste durante estos meses.–

Armando se separó levemente del abrazo para poder observar a su prometida, la ya mencionada le sonrió y posó la mano que antes usaba para cepillarle el cabello en una de las mejillas de Armando. Por su parte, Mendoza tomó suavemente el mentón de Marcela y observó aquellos ojos brillantes que tanta calidez le proporcionaban antes de acercarse a ella de poco en poco y juntar sus bocas en un beso. Sorprendentemente era un beso lento, nada desesperado, sin embargo, en él se profesaban todo el amor que se tenían y cuanto habían necesitado el uno del otro durante su tiempo separados. Al separarse ambos sonrieron y se dirigieron hacia el coche de Marcela para ir al apartamento de esta.

–Bueno siéntete como si estuvieras en casa–

–Marce, este lugar es nuestro. ¿Acaso ya te acostumbraste a vivir sin mí?–

–Aunque quisiera jamás podría acostumbrarme, durante estos meses me has hecho demasiada falta.– Confesó la ojiverde mientras ambos se sentaban en el sofá y ella recargaba su cabeza en el hombro de Armando. Continuaron conversando por un par de minutos hasta que Marcela comenzó a arrastrar las palabras conforme avanzaba el tiempo, finalmente se quedó dormida. Al notarlo, Armando se levantó y cargó a su prometida hasta su habitación. Estando allí levantó las sábanas y acostó a su amada en la cama, posteriormente la arropó. El de lentes se agachó para quedar a la altura de la cama, luego permaneció mirando a su prometida, admirando cada uno de sus rasgos, entre más miraba mas hermosa la encontraba, le parecía infinitamente bella. Pasaron varios minutos y Armando comenzó a sentir el entumecimiento de sus piernas así que rápidamente se acercó a su dormida prometida y depositó un beso en su frente.

–Te amo.– dijo Mendoza aún cerca de su frente antes de retirarse e ir a cambiar su incómodo traje por una pijama. En cuanto regresó se acostó en la mitad libre de la cama y abrazó a su prometida por detrás, por fin estaba en casa.

One-Shots (𝐀𝐫𝐦𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐱 𝐌𝐚𝐫𝐜𝐞𝐥𝐚)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora