Cita

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Prompt original. Establecido en la actualidad.

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Las estrellas estaban pintadas nítidamente en el claro cielo nocturno, la luna llena brillaba arriba. Una copa de vino blanco a medio beber estaba sobre la mesa, la condensación se acumulaba y goteaba lentamente por la copa hacia el pie. Armando descansaba en los muebles de la terraza, con la computadora portátil en el regazo, revisando las últimas diapositivas de la presentación que su asistente le había enviado. Hablando consigo misma en voz baja mientras resaltaba y tomaba notas en las diapositivas. Su murmullo era como un susurro en el aire tranquilo de la noche, mientras el jardín a su alrededor permanecía en silencio en las últimas horas de la noche.

Terminando la última diapositiva, cerró suavemente la tapa, se inclinó hacia adelante, colocó la computadora portátil sobre la mesa y tomó la copa de vino. Se echó hacia atrás, con la cabeza apoyada en el cojín y dejó escapar un gran suspiro. Había sido una semana larga. Perdiéndose en el lienzo del cielo nocturno, su mente comenzó a vagar hacia la única persona en la que no podía dejar de pensar, su mejor amiga, Marcela. Con el fin de distraerse, se había lanzado al trabajo, incluso más de lo normal. Había intentado permanecer lejos de ella el mayor tiempo posible y mantener sus interacciones al mínimo, sin que la evasión fuera demasiado obvia, pero nada había funcionado. Marcela no saldría de su mente. Ella estaba allí como una constante, simplemente dando vueltas y vueltas en su cabeza. Todo lo que veía le recordaba a la mujer, Cuando se ponía al día con las noticias, había artículos que le llamaban la atención y lo primero que pensaba era cómo Marcela reaccionaría, como su mente tan brillante analizaría y procesaría las cosas, en lo que ella diría. Cada vez que pasaba junto a una joven pelinegra, miraba dos veces, solo con la esperanza de que pudiera ser Marcela y luego sentía esa sensación de decepción al darse cuenta de que solo era una extraña.

¿Qué le sucedía? ¿Cuándo se había convertido en esta persona?

Desde que Marcela había ingresado a su vida había sentido que los muros a su alrededor comenzaban a desmoronarse, sin siquiera darse cuenta, Marcela poco a poco estaba haciendo que esos muros se derrumbaran. Su espíritu feroz y su actitud dulce eran tan adictivas que Armando anhelaba estar cerca de ella, se sentía desprotegido a su alrededor y no tenía que cumplir con altos estándares y expectativas, simplemente podía ser... Bueno, él mismo. El Armando risueño y bromista que estaba escondido en el fondo pero que rogaba ser liberado.

Pocos días después de que se conocieron, Marcela le había dado un abrazo. Armando estaba estupefacto puesto que él no mostró ese nivel de afecto con personas fuera de su familia, sin que fuera para mostrarlo. Así que tener los brazos de Marcela envueltos alrededor de él en un gesto amistoso no era algo que esperaba. Una sensación de calor se había extendido desde su estómago hasta su pecho. La sensación de tener esos brazos alrededor de él se había sentido tan natural que cuando se los quitó los anheló de vuelta al instante. Deseaba recuperar la seguridad que el abrazo le había hecho sentir. Era una sensación que no había experimentado en mucho tiempo.

Desde entonces, Armando había anhelado el toque de Marcela y sin darse cuenta había comenzado a iniciar interacciones físicas, desde un toque en el brazo hasta un suave agarre de la mano. Y se sintió bien. Estar cerca de Marcela se sentía bien. Aunque estaba mal, no debería estar pensando y sintiendo por Marcela de la forma en que lo estaba. Nunca había necesitado de nadie, desde pequeño había sido una persona 100% independiente. El trabajo y la soledad habían sido su compañía desde que tenía memoria, no conocía otro estilo de vida. Entonces, ¿por qué eso no parecía satisfacerlo? ¿Desde hacía cuanto tiempo su corazón comenzó a descongelarse?

Un ruido en el interior la sacó de sus pensamientos. Levantó la mirada para ver a Marcela entrando a la casa. Armando no pudo evitar que una pequeña sonrisa adornara su rostro al verla, aunque también estaba algo sorprendido ¿Qué hacía ella a tan altas horas de la noche ahí? Observó a la mujer tropezar con la pata de una silla mientras se dirigía a la puerta trasera abierta. Él tenía los entrecerrados mientras trataba de ver desde la casa. Su mano se levantó lentamente y dio un pequeño saludo, una sonrisa se extendió por su rostro, mientras se dirigía al jardín trasero. Dirigiéndose directamente al área de la terraza donde Connor estaba sentado.

-Hola,- dijo Marcela en voz baja cuando llegó a la terraza y se sentó en el extremo opuesto de la silla. -Evelyn me dejó entrar.- Dijo, refiriéndose a una de las empleadas de su amigo.

-Hola, ¿Qué haces aquí? ¿Qué tal tu noche?- preguntó Armando con la pequeña sonrisa que aún adornaba su rostro.

-Sí, fue genial. Fui a ver a una amiga tocar con su banda, quiso que viese su debut. ¡Fue asombroso!- Marcela respondió con entusiasmo.

-Suena genial, me alegro de que la hayas pasado bien.-

-¿Sabes?- comenzó Marcela. -Deberías venir conmigo la próxima vez-

-No lo sé, Marce. No estoy muy seguro de que sea mi tipo de ambiente.-

-Oh vamos Armando, no hemos tenido una noche juntos en milenios, será muy divertido. Buena música, bebida, baile y por supuesto una compañía increíble.- Continuó, mientras lanzaba su intento de guiño en dirección a Armando, haciendo reír al mencionado.

-Bien bien. Lo pensaré.- Respondió Armando, la sonrisa en su rostro se agrandó. Sabiendo que definitivamente iba a salir por la noche con Marcela. Quien sabe, tal vez podría tomarlo como una cita.

One-Shots (𝐀𝐫𝐦𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐱 𝐌𝐚𝐫𝐜𝐞𝐥𝐚)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora