Prólogo

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Allimenia Maxi única hija de una indefinida y el Rey demonio, a pesar de haber crecido sin su madre Lissa, su padre Owen hizo todo lo posible para llenar el espacio que había dejado su esposa, y como estaba creciendo su amada hija estaba haciendo un buen trabajo.

La niña había sacado la cabellera de su madre y los ojos del padre pero aún así su raza no era visible.

Aunque Owen había sido totalmente protector con su única hija, tenía que dejarla ir y prepararla para el duro mundo y el trono Demoníaco.

Así que decidió que su primera salida al mundo sería a la Mansión de su aliado Karlheinz.

La pequeña aunque mimada, también era muy responsable y amable sin contar su carácter.

La misma se encontraba dando saltos en su cama, Owen entro a la habitación y llamo a su hija con una voz dulce.

Owen podría ser el rey y un demonio pero desde que había conocido a su único amor Lissa todo había cambiado para bien

—¡Papá!—La niña de largos cabellos anaranjados y amarillos salto a los brazos de Owen.

—¡Por el Inframundo! ¿Cuando creciste tanto?— Bromeando la alzó y la miró con sospechas.— No estás creciendo para pasarme ¿Verdad? Por qué eso sí que no.

—¡Papá! Los demonios creemos muy rápido es natural...— Dijo la pequeña con puchero mientras miraba a su padre desde abajo ya que la había bajado.

Owen disimuladamente frunció su ceño su hija había creído certeramente que era un demonio al igual que el, pero no era así.

—Señor Maxi, Karlherniz llego para llevarse a la señorita...—Un subordinado de la tutela Maxi entro en la habitación.

Owen cerró sus ojos y dió una señal con las manos para que se marcharse.

Owen tomo la mano de su hija y empezaron a bajar las escaleras, en la sala estaba la mano derecha de su Karlheinz y el que cuidaría a su durante todo un año.

Allimenia salió corriendo a la salida ignorando a Karlheinz, el nunca le dió mucha buena vibra y Owen no sabía porque era tan dulce y amable con todos menos con el.

Owen espero paciente a qué su hija saliera para sostener a Karlheinz con fuerza.

—Somos amigó claro.— Owen miró los ojos de Karlheinz.— Pero si a ella le pasa algo, te mató.— Amenazándolo praticamente lo soltó.

Karlheinz sabía que tan protector era Owen con su única hija por eso entendió la amenaza.

—Estara en buenas manos créeme.— Karlheinz le dió unas palmadas en el hombro y salió de el castillo para entrar a la limusina dónde ya hacía Allimenia.

—Querida, ¿Que tanto conoces a los vampiros?— La niña miró hacia un lado si algo quería evitar era el hablar.

—Lo suficiente...— Dijo sin más y era cierto fue educada en casa y informada de las múltiples razas.

—Mmm, ¿Te sorprenderías si te dijo que tengo hijos?— La niña lo miro interesada.

Desde que recuerda siempre estuvo sola, sin nadie y esas palabras lo cambiarían todo.

—¿Cuántos?— Dijo directa.

—Seis, Solo espero que te puedes llevar bien con ellos...— La pequeña no respondió y solo miró por la ventana de la limusina.

𝐴𝑚𝑖𝑔𝑎... σ ¿𝑵𝒐𝒗𝒊𝒂?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora