Pensé que mi problema siempre fue la desconfianza, ahora entiendo que, es lo selectiva en que me convierto. Temo rodearme de Soledad, pues las personas somos decepcionantes. Mi mente asegura que no desconfía, sólo lo es por naturaleza, pues ahora veo que siempre desperté la curiosidad de muchas personas, más nunca les doy la oportunidad de conocerme. En cada daño que caigo, más exige mi personalidad a aquellos que a mí se quieran acercar. Y con el paso del tiempo, me estoy dando cuenta que muy pocos de mi misma chispa me rodean. Pues ya sé lo que realmente valgo... aquellos que vibren y brillen con la misma energía que yo, diría... desde el amor más humilde e ingenuo... o quizás simplemente con el mismo grado de locura.
Que razón, no me cabe en la cabeza que escribí esto hace tiempo, me siento más identificada que nunca. (¡¡Con mi propio texto!!)
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Memorias De Un Alma En Pena
Non-FictionEsta vida mundanal... que a veces caótica y otras mágica.