✧ 𝐊𝐨𝐨𝐤𝐦𝐢𝐧 ✧
ᝰ ✗ Jimin, ese principito dulce e ingenuo que le había abierto su corazón poco a poco, haciéndole sentir por primera vez lo que era el afecto puro. Aquello no había entrado nunca en sus planes de venganza.
Se suponía que lo enga...
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Años después..
El cielo estaba despierto. Era lo que Jimin solía pensar cada vez que despertaba poco antes del alba y tenía la oportunidad de ver aquellas hermosas luces que iluminaban el cielo nocturno, tiñéndolo con un velo que oscilaba entre el verde y el violeta, resaltando las estrellas en su manto.
Eran lo que Gojoseon llamaba, "Las luces del norte", y a él le encantaba verlas con su hermanos siempre que era posible.
Esa mañana, el muchacho despertó con su buen humor habitual. Salió momentáneamente de la pequeña cabaña que tenían en aquel sitio recóndito del valle y aspiro el aire fresco de las montañas.
Recogió algunas flores en las cercanías para decorar la mesa, dió de comer a los animalillos que por ahí rondaban.
Para cuando entró de nuevo en la casa, su hermano se había levantado también y el delicioso aroma del desayuno inundaba la cocina de madera.
Jimin colocó algunas flores en el jarrón del comer y le dio los buenos días.
— Amanecimos hoy con gran energía, ¿no es así? — le dijo el mayor, sonriendo de lado y removiendo el estofado que se hacía al fuego.
El rubiecito lo besó en la mejilla y sonrió.
—¿Hoy volverás a trabajar a la montaña con los recolectores? — preguntó.
— Desde luego, es la mejor época del año para comenzar con las faenas , el hielo estará precioso.
—¡Tae!¡Nunca me llevas contigo a tus viajes! — repuso él haciendo un puchero y dándole una palmada en el antebrazo — Te he dicho muchas veces lo mucho que me gustaría conocer lo que hay fuera del valle.
— Un día.
—¿Cuándo?
— Cuando seas mayor — el castaño tomó un cucharón y sirvió un poco de estofado en un cuenco pequeño.
— Ya casi voy a cumplir veintiún años. ¡Tú tienes veintitrés y trabajas allí desde hace mucho tiempo! ¡Y también vas al pueblo! — le dijo Jimin — ¿Por qué nunca puedo salir de aquí?
— Anda, come— su hermano le entregó el tazón y le apretó la mejilla cariñosamente — Es muy temprano para que empieces con preguntas.
El joven frunció sus pomposos y rosados labios y se sentó a la mesa. Taehyung lo imitó tras servirse de la olla en un cuenco más grande y comieron juntos.
— ¿Al menos me contaras lo que pase en el pueblo cuando vuelvas a casa?— insistió Jimin, mirándolo alimentarse como si llevara días sin comer y riendo por lo bajo —¿Irás a ver al señorito con cara de gatito de la tienda de libros?
