Hacerse a la idea de sentir amor por una criatura tan insignificante, no fue fácil para el príncipe, que había vivido solo demasiado tiempo. No importaba que tan hermoso fuera o la capacidad que poseía para hacer latir su corazón desesperadamente, al mirarlo con su sonrisa tan bondadosa.
Esos sentimientos no eran parte de su estrategia.
Fingir durante los días consecuentes se convirtió en algo sumamente difícil y placentero a la vez. Amaba sentir los dulces labios del principito , besándolo con ternura en los suyos, en las mejillas, en los ojos.
Amaba la manera en la que lo miraba, como si no existiera para él nadie más en el mundo. Amaba su voz, su pelo, su piel blanca como la nieve y su corazón incauto.
No tardó en llegar a la conclusión de que más allá de la arrogancia de sus padres, o la hipocresía de sus hermanos mayores, Jimin no merecía sufrir represalias. Habría tiempo de sobra para vengarse del resto del mundo, mientras el joven permaneciera a salvo dentro del valle. Tendría que abandonarlo para mantenerlo a salvo.
Pero antes debía liberarlo del maleficio que él mismo le había impuesto.
Esa noche fue hasta su cabaña, convertido en un mirlo pequeño. Ingresó a través de la ventana entreabierta y recobró su forma habitual junto a la cama. Su príncipe dormía apaciblemente, con el rostro ligeramente ladeado y una de sus manos sobre la almohada. No lo había oído entrar.
Tocó su mejilla suavemente y retiró un mechón platinado de su frente antes de imponerle las manos, concentrándose en remover el mal que había causado.
Murmuró las palabras adecuadas mientras una ráfaga de viento se apoderaba del pequeño dormitorio, sin lograr despertar a su ocupante. Un fulgor de jade abandonó sus manos, disipándose antes de tocar la frente del chico. La energía abandonó su cuerpo pero nada cambió en él .
La maldición seguía latente en sus venas, podía sentirlo. Debía haber sospechado que ni siquiera él sería capaz de terminar con una magia que había vivido durante años en la sangre del muchacho0. Ahora lo único que podía hacer, era esforzarse por mantener puro su corazón.
Desolado, abandonó la habitación.
Taehyung observó como su hermano acomodaba unas flores en la cocina, tarareando una canción por lo bajo y con una sonrisa liviana en el rostro. Aquella mañana se había esmerado más de lo habitual en su arreglo, peinando su desordenado cabello, y luciendo una corona de nomeolvides azules en la cabeza.Aquello era raro.
—Estás de muy buen humor este día —observó, intrigado pero esbozando una sonrisa serena al verlo.
El chico fue hasta él y lo tomó de ambas manos para dar una vuelta, pletórica. Los dos rieron.
—¿Vas a contármelo o tendré que averiguarlo yo mismo?
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Winter Dream ✧ Kookmin
Fanfiction✧ 𝐊𝐨𝐨𝐤𝐦𝐢𝐧 ✧ ᝰ ✗ Jimin, ese principito dulce e ingenuo que le había abierto su corazón poco a poco, haciéndole sentir por primera vez lo que era el afecto puro. Aquello no había entrado nunca en sus planes de venganza. Se suponía que lo enga...