❥︎Cerca de la terraza Yujing, donde se realiza el rito de descenso de Rex Lapis, el Arconte Geo de Liyue, hay una zona donde crece una flor algo peculiar. No se suele ver mucho, dicen que solo se encuentra para las personas las cuales están enamorad...
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— No vayas a por la Gnosis, por favor —.
(...)
— ¿Qué? — Tartaglia no pudo evitar soltar una pequeña risa. Seguramente mi rostro completamente pálido y serio me causo gracia.
— ¿Por qué no quieres? No es como si cuando tenga la Gnosis me vaya a ir de Liyue. Cuando vaya con Signora y tomemos la Gnosis, me podré librar de todos los Fatui y seremos felices ambos juntos. No te preocupes, no me iré a Inazuma ni a Fontaine — jugó con los botones de mi camisa mientras decía eso. Yo solo podía pensar en que haría para evitar que fuera a por ella.
No puedo permitirlo.
Solté una risita nerviosa y me miró — ¿A-ah si? Menos mal... Estaba pensando en eso y creía que te alejarias de mi — aparté la mirada tratando de que no descubriera mi mentira.
Escuché como hizo un sonido no muy convencido.
— Bueno... Pues ya lo sabes cariño. Estaré estos meses preparándome, la tomaremos y ellos se irán y yo me quedaré aquí a tu lado — me abrazó fuertemente y besó mi mejilla. Traté de olvidar el tema de la Gnosis y centrarme en mi novio.
Pasé mis brazos alrededor de él y le tumbé en el sofá. Le escuché soltar unas pequeñas risitas. Me acerqué y comencé a besarle repetidamente. Correspondía a todos mis besos con una sonrisa en su rostro. Amaba verle feliz, no podía soportar el escucharle llorar por gente la cual no le valora.
Sus brazos pasaron alrededor de mi cuello, abrazándolo. Sus labios se acercaron a los míos, besandolos de manera más lenta y dulce. Acaricié su rostro mientras seguía besándole. Sus manos jugaban con mi cabello de manera tímida. Me separé con lentitud, admirando el sonrojo que se pintaba en su rostro cada vez que nos besabamos de esa manera.
Se quedó tumbado debajo de mi con una sonrisa y no pude evitar soltar una risa. Me levanté de encima suya y se encorvó en el sofá, me hizo una señal para que me sentara a su lado y cuando lo hice me abrazó con fuerza.
— Ummh.. te amo Zhongli — dijo mientras trataba de ocultarse en mi cuello, cosa que no le permiti al agarrarle del mentón y acercarle de nuevo a mi rostro.
— Yo también te amo, lindo — le vi sonreír y luego dejé un casto beso sobre sus labios y me levanté.
Me miró apenado desde el sofá.
— ¿Ya debes de irte? — hizo un pequeño puchero el cual hizo que todo mi cuerpo se derritiera.
— Sí, lo siento amor. Más tarde pasaremos más tiempo juntos ¿Vale lindo? — bajó la mirada y suspiró.
