3. Confesiones

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Eros.

Cuando llegue a esta ciudad no supe que hacer, ni siquiera supe si haría amigos en este lugar. Por mis pintas siempre habían huido de mí, por decirlo de alguna manera.

Nada más llegar al instituto dos personas se me acercaron: Clark y su novia Payton. Por sus apariencias eran los populares de todo el instituto. Todo el mundo estaban a sus pies. Asco de personas.

Me juntaba con ellos para poder conocer a más gente, en cuanto tuviese amigos de verdad mandaría a la mierda a estos dos pijos falsos de mierda.

Para colmo se reían de la gente, algo que me daba asco.

En la clase de matemáticas del viernes me senté en cualquier sitio que vi libre, tampoco es que estuviese la clase llena a esas horas de la mañana. Una chica entro, pero no una cualquiera, su melena castaña iba suelta, le llegaba por debajo del pecho, y sus ojos color avellanas estaban apagados pero en cuanto me miró, un brillo apareció en ellos. Mi piel se erizó y mi corazón latía como loco, por un momento pensaba que me explotaria el pecho. ¿Por qué me sentía de aquella manera? Era una sensación extraña que experimentaba por primera vez.
Sonreí y volví la vista a otro lugar de la clase. Debía controlar mis pulsaciones. Mi cabeza iba a estallar si seguía de esa manera ¿Como una chica podía hacerme sentir así con tan solo mirarme?

Ese mismo día, en el recreo decidí seguirla, quería saber en dónde se ponía. Por alguna razón necesitaba saber su nombre. Yo, Eros, quién nunca iba detrás de las tías sino que era al revés ahora ansiaba hablar con una, gracioso ¿No?

En cuanto la vi sentarse en un lugubre lugar sucio y solitario me hice una pregunta.

¿Por qué se sentaba aquí sola?

Cuando me acerque a hablarle me sentía más nervioso que nunca.

¡Por Dios Eros! Es sólo una chica y eres un experto en eso.

Pero no me esperaba su reacción. ¿Ser igual que los populares? Ni muerto. Me daban asco, convertirme en uno sería cavar mi propia tumba.

Cuando volví a mi clase me senté junto a Clark y Payton. Esta se estaba limando sus uñas.

Puta pija.

Pensé. Me había follado a bastantes pijas aunque me dieran asco su forma de ser, pero follaban de muerte.

Clark se veía un puto prepotente superior a todos y era una mierda pinchada en un palo, estaba gobernado por la puta de su novia. Si, puta. En el poco tiempo que llevaba aquí me había fijado muy bien en las personas y más en Payton, se ligaba a todo lo que tuviese una polla cuando Clark no estaba delante.
De hecho, cuando fui al lavabo pude escuchar como unos gemidos, por debajo de la puerta vi unos tacones color rosa que parecían de la Barbie y eran los de Payton, los mismos que llevaba hoy. ¿Qué pasaría si se lo contaba a Clark?

Prefería guardarmelo para otra mejor ocasión.

Clark me miró en cuanto me senté. Su estúpido tupé rubio estaba tan tieso que parecía cemento.

-¿Donde te habias metido en el recreo?- Preguntó.

-Estaba hablando con Mave.

-¿Con la loca? ¿En serio?

Mi mandíbula se tensó al escuchar como la llamó.

-¿Por qué la llamas así?

Se rió, ese estúpido se rió con una carcajada de mierda.

-Todo el mundo la llama así.- Escuché decir a Payton.

-¿Y se puede saber por qué?- A medida que me iban contando me iba creciendo la furia y el interés. Era una mezcla bastante rara.

El cigarro de después.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora