Prólogo

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Octubre, 1823.

"Esto es una mierda"

El cigarro en su mano largaba un humo asqueroso, pero pacifico.

Un día soleado, en un pueblito de mierda como este.

Un día soleado, en el frente de una iglesia, grande e imparable.

Un día soleado, en la boda del amor de su vida.

La boda todavía no comenzó. Sentia el revoltijo en su estómago, la garganta seca, los ojos secos después de haber llorado toda la noche anterior. Su madre, le había acariciado la cabeza, susurrando palabras dulces ante sus lamentos.

Los dioses fueron claros.

"¿Un mortal? ¿entre nosotros los dioses? Liam, ¿te volviste loco?"

"Lo amo"

"¡Lo comprendo, semidiós! ¡Créeme que lo hago! Pero Liam, es tu perdida. Eventualmente morirá y usted seguirá viviendo, ¿estas seguro de querer pasar por eso?"

Ares, su abuelo, lo miraba con una pobre cara de simpatía. Afrodita, solo sonreía tristemente.

No, la respuesta era un no. Siempre lo fue

¿Ver a Theo morir? ¿Envejecer? ¿Y no poder hacerlo juntos? Siempre será un no, porque es egoista.

Por eso lo dejo ir. Era el amor de su vida pero también su amigo, su compañero, la única persona a la cual se enamorara y devota toda su vida y existencia.

Fingió que se había acostado con otra persona mientras estaban juntos, escondiéndose de la sociedad cruel. Como si tocar a otra persona que no fuera Theo no le diera asco. Besar otros labios, otro nombre en su boca, otras dulces palabras de otra persona.

Theo, su amado Theo, no le creyó al principio. Lo conocía demasiado bien. Pero eventualmente cayó en la mentira.

Grito, lo insultó, lo peor de todo fue cuando lloró. El corazón de Liam sangraba, gritaba en súplica que por favor no lo deje ir. Liam lo ignoró. Se mantuvo firme.

Dijo que no lo amaba mas, que su relación es muy complicada. Que buscara alguien más con quien si quisiera eso.

Mentira tras mentira. La mirada de odio en sus ojos. El azote de la puerta siempre resonara en sus oídos. El ruido de sus rodillas cayendo al suelo, las lágrimas que aguantó, por fin derramadas.

A pesar de todo su sufrimiento. No se equivoco.

Theo encontró a alguien. Una mujer de un estatus social alto, bella y amable. Su cabello castaño brilloso y sus ojos color café que detonaron amabilidad cuando se paró enfrente de la casa de Liam y le dio la invitación a su boda. La de ella y Theo.

"Eres su mejor amigo, incluso si ahora no se hablan, yo sé que él te quiere."

Deseó poder odiarla, pero no pudo. Se notaba que quería a Theo y era una persona tan amable. Era perfecta.

Un ruido detrás de él, lo saco de su ensoñación. Giro, para encontrarse frente a frente con la hermana de Theo, Tara.

- Tara, hola. - Apagó el cigarro y largo el último humo de sus labios. La mirada de Tara era amable pero dolorosa. Los mismos ojos verdes de su hermano. Liam se estremeció. Tara asintió ante su saludo.

Se paró a lado de él, viendo el paisaje enfrenta de ella.

- ¿Sabes que él no es feliz, no? - Soltó en un suspiro Tara.

Liam se tensó. Su corazón latio más rápido. Pero Tara no paró.

- Tú eres el único al que él quiere.

Liam se relajó, aunque su garganta se apretó en un nudo y sus ojos se pusieron llorosos. Inhalo una bocada de su cigarrillo.

- Si, pero no lo merezco.

La mirada de Tara se dirijio a él, se miraron fijamente.

- Si lo haces. - Tara, terca como su hermano menor, cree que si. Aunque no puede culparla, Liam pensó lo mismo por un tiempo.

Hasta que Ares lo sentó y lo devolvió a la  realidad.

Liam soltó un suspiro.

- No puedo darle la vida que se merece.

- ¿Que vida? ¿La de casarse y tener hijos? - Tara estaba confundida. Claramente, no entendería.

¿Cómo le explicaría que vería a Theo envejecer lentamente y él no? ¿Que tendría que enterrar a Theo sin que pudiera estar en la tumba de al lado?

¿Como le explicas eso a una mortal?

Liam se rio internamente de forma sarcástica. Sin embargo, asintió. 

Tara resoplo una risa, hasta que comenzó a reirse histérica.

- Sabes que a él no le interesaba nada de eso con tal de tenerte a su lado.

Se le apretó el corazón pero se mantuvo firme.

- Lo engañe, Tara. - Esperando la mirada enojada y asquerosa por parte de ella.

Tara, al contrario de lo que esperaba, volvió a reírse.

- Oh, por favor, los dos sabemos que eso es mentira. - Liam la miro fijamente. - Vi el amor en tus ojos cuando lo mirabas, lo sigo viendo aunque con tristeza ahora.

Antes de que pudiera responder, la campana de la iglesia sono detrás de él. Declarando el inicio de la ceremonia.

Tara y él compartieron una mirada.

- Podrías oponerte.

- No va a ocurrir.

Entraron. Tara se dirijio al lado de las damas de honor. Mientras que Liam se dirijio a unos de los asientos.

El dolor de su pecho no paró.

No paró cuando Theo entró a la sala, vestido con traje que se alineaba a cada lugar correcto de su cuerpo.

No paró cuando sus ojos se encontraron, por un segundo, vio el dolor en sus ojos hasta que los aparto.

No paró cuando la música comenzó a sonar, haciendo que todos se pararán.

No paró cuando ella entró, vestida con el vestido más hermoso jamás visto. Cargado una mirada enamorada, con un brazo alrededor de su padre.

No paró cuando se detuvo enfrente a Theo.

No paró cuando comenzó la ceremonia.

Ni tampoco en sus votos y en su beso.

Ni en su caminata fuera del altar.

Ni con los aplausos. Sus aplausos hacia ellos.

Pero dejo de doler, cuando noto un destello a lo lejos, en una esquina. Nadie más lo vio, se dio cuenta. Con un brillo celestial, una mirada amable y enamoradiza. Bella como de costumbre.

Una diosa. Afrodita.

Su susurro llegó hasta él, incluso en la lejanía que se encontraban.

"La próxima será, lo prometo, dulzura"

Liam intentó sonreír. Pero esta bien si la próxima no es tampoco.

Porque al menos, la última vez que vio a Theo era vivo y casado.








































***
Okey!!!! un poco doloroso pero no el final! esto es solo el principio.

con amor, Luz 💓

Líneas de amores - thiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora